La depuración de responsabilidades por la supuestas negligencias políticas en las inundaciones que asolaron en julio parte de Corea del Norte se ha saldado con la ejecución de un grupo de funcionarios, según las investigaciones realizadas desde Corea del Sur.

El dirigente norcoreano, Kim Jong-un, ya amenazó con castigos a autoridades tras los estragos provocados por el temporal en las provincias de Jagang y Pyongan del Norte. Miles de personas tuvieron que abandonar sus hogares, si bien no existe un dato oficial de posibles víctimas mortales.

Kim cesó a finales de julio a su ministro de Seguridad Pública y a varias autoridades regionales, pero los servicios de Inteligencia surcoreanos han confirmado que examinan si también ha habido ejecuciones, ya que han detectado indicios, según la agencia de noticias Yonhap.

En concreto, según la cadena TV Chosun, serían entre 20 y 30 los funcionarios que han sido ejecutados a tiros. Entre las potenciales víctimas citadas por Yonhap figura el antiguo líder del partido único en Jagang, Kang Pong Hun.

Los medios oficiales de Corea del Norte, que sí difundieron en su día imágenes de Kim Jong-un supervisando en lancha las zonas anegadas por las lluvias, no han informado en esta ocasión de ninguna medida de represalia más allá de los ceses, aunque no sería la primera vez que el régimen perpetra ejecuciones como castigo político.