Hasta 18.000 toneladas de harina y otros alimentos para Gaza están bloqueados desde hace casi un mes por Israel en el puerto de Ashdod, donde grupos de ultraderecha presionan para que la ayuda no salga, mientras la hambruna entre los palestinos de la Franja se agrava cada vez más. Entre grúas portuarias y contenedores de mercancías acumulados en amplios almacenes, la ayuda humanitaria –que incluye también cientos de toneladas de arroz, garbanzos, azúcar y aceite lubricante– permanece parada en el segundo puerto carguero de Israel desde fines de enero, comenta un portavoz de la agencia para los refugiados palestinos (UNRWA), entidad clave para la distribución de asistencia en Gaza.

Las 18.000 toneladas de harina bloqueadas en Ashdod equivalen a unos 800 camiones” y son “suministros de alimentos esenciales para Gaza ante la crisis humanitaria” derivada del cerco y ofensiva israelí. Esta provisión “podría sustentar a más de un millón de personas durante 45 días con la harina necesaria para hacer pan y es solo una proporción” reducida de las necesidades alimentarias diarias de los 2,3 millones de gazatíes, dice Jonathan Fowler, portavoz de UNRWA.

“El enemigo no se reabastece, se destruye”, dijeron un grupo de familias israelíes que se concentró ante el granero del puerto de Ashdod. Los cánticos nacionalistas y contrarios a cualquier cesión en Gaza son la tónica entre los manifestantes que se van congregando en el puerto o en el paso fronterizo de Kerem Shalom. Son más bien pocos, pero ruidosos y activos, además de preparados a cortar la calle cuando ven movimiento de camiones.

Cero bienes para la dictadura de Hamás”, alegan sus miembros por grupos de difusión. Consignas como estas, centradas en que Israel no haga ninguna concesión a Gaza, son algunas de las posturas que defiende con más fuerza la ultraderecha israelí. El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, líder de ultraderecha, anunció este mes el bloqueo de la asistencia para UNRWA a Gaza desde Ashdod. Según alegó, el Gobierno busca ahora “otro mecanismo de distribución” para que la ayuda “no termine en manos de Hamás”.