En octubre de 2023, el Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes publicó su última compilación de “alarmantes estadísticas” sobre los “encuentros fronterizos” entre las fuerzas de seguridad e inmigrantes ilegales del año fiscal 2023. En septiembre de 2023, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de los Estados Unidos documentó 269.735 encuentros en la frontera suroeste. Esta cifra mensual refleja un aumento del 86% desde junio de 2023. Los encuentros aumentaron más del 40% entre el año fiscal 2021 y el año fiscal 2023, un 4% en comparación con el año fiscal 2022 y más del doble desde el año fiscal 2019. Desde que el presidente Biden asumió la presidencia, ha habido 7,5 millones de “encuentros” en la república, 6,2 millones de los cuales han ocurrido en la frontera suroeste.

Entre mayo y el 31 de diciembre de 2023, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) deportó o devolvió a un número récord de personas (más de 472.000), la mayoría de las cuales habían cruzado la frontera suroeste, incluidos más de 78.800 familiares. Según datos mensuales de la Patrulla Fronteriza sobre detenciones de inmigrantes en la frontera entre Estados Unidos y México, la cifra mensual de detenciones de inmigrantes se sitúa entre 220.000 y 225.000. Un promedio diario de 9.787 personas al día del 1 al 17 de diciembre de 2023, que aumentó a 10.187 personas al día del 1 al 21 de diciembre. A partir de diciembre se ha notado un notable aumento en las llegadas de inmigrantes provenientes de Venezuela.

Hasta el 27 de diciembre, el DHS informó que se habían realizado once vuelos de deportación organizados por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, que extraditaron a más de 142.000 inmigrantes ilegales en el año fiscal 2023, casi el doble que el año anterior. En contraste, en el segundo trimestre del año fiscal 2023, aproximadamente 285.000 inmigrantes adquirieron el estatus de “residente permanente legal”, y casi 123.000 ingresaron en los Estados Unidos como “recién llegados” a través de visas de inmigrante emitidas por el Departamento de Estado, lo que refleja un aumento de casi el 25% desde el segundo trimestre del año fiscal 2022. El marco legal que rige la política de inmigración de Estados Unidos está delineado por la Ley de Inmigración y Ciudadanía, que asigna hasta 675.000 visas de inmigrante permanente anualmente en varias categorías.

Uno de los datos que más excita las mentes republicanas es que en el año fiscal 2023, la Patrulla Fronteriza interceptó a 169 personas que figuraban en la lista de vigilancia terrorista, y solo en septiembre se produjeron 18 detenciones. Además, la CBP ha arrestado a 35.433 personas con condenas penales u órdenes judiciales pendientes, incluidos 598 “conocidos pandilleros”, 178 de los cuales están afiliados a la MS-13 o Mara Salvatrucha. En lo que respecta a la lucha contra la droga, en el año fiscal 2023, CBP incautó 12.400 kilos de fentanilo en la frontera suroeste, “suficiente para causar la muerte de más de 6.000 millones de personas” según el caucus republicano.

Según el Comité de Seguridad Nacional, esta escalada sin precedentes pone en jaque la política de inmigración del secretario del Departamento de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y del presidente Biden.

Alambre de púas

Para solucionar el problema, el gobernador de Texas, Greg Abbott, colocó varios cientos de metros de alambre de púas a lo largo de la frontera. Una solución tan absolutamente opaca que la Corte Suprema ordenó su retirada inmediata.

Mientras Abbott defiende electoralmente el uso de alambre de púas como la solución final a todos los problemas de la inmigración, el contingente MAGA ha visto el rédito electoral que esta situación puede proveer. Un grupo de voluntarios respaldados por varios líderes republicanos ha organizado una marcha hacia la frontera sur para evitar la “invasión” de migrantes ilegales. Se autodenominan Ejército de Dios, y según sus organizadores está formado por “profesionales”, como agentes de policía activos y retirados, personal militar, veteranos, funcionarios electos y otros “ciudadanos respetuosos con la ley, pagadores de impuestos, y amantes de la libertad”.

Operando bajo el lema Recuperemos nuestra frontera, los organizadores han recaudado 138.000 dólares y pretenden confrontar lo que perciben como agendas “globalistas”, que según ellos están fomentando la “inundación del país con inmigrantes ilegales”. Han descrito la marcha como un “momento bíblico y monumental orquestado por Dios”, afirmando que deben actuar con urgencia porque “estamos asediados por fuerzas oscuras del mal”.

El grupo está coordinando un convoy que partió de Virginia Beach el lunes, y planea tres manifestaciones el 3 de febrero en Eagle Pass (Texas), Yuma (Arizona) y San Ysidro (California).

Aunque el Ejército de Dios se ha comprometido a movilizar 700.000 camiones a la frontera, un baño de realidad revela que se enfrentan a un catastrófico fracaso, ya que no hay sino algo más de cuatro millones de camiones en la república. Los organizadores dijeron al New York Post que al menos 700.000 personas asistirían a las manifestaciones, pero News Nation informó que sólo se han unido unos 50 automóviles, camiones y vehículos recreativos al convoy que se dirigía hacia Dripping Springs, Texas.

No obstante, en período preelectoral, la tensión entre Texas y el gobierno federal ha gozado del respaldo de muchos líderes republicanos. “Este debería ser un movimiento pacífico del pueblo estadounidense”, comentó el representante republicano Keith Self. Pero un grupo de la milicia de Arizona informó a Fox Chanel sobre sus “esfuerzos para disuadir a los inmigrantes”, y Tim Foley, de la organización Arizona Border Recon, afirmó que “regresarán voluntariamente al sur de la frontera o los harán retroceder”.

Una baza electoral

Sembrar miedo y odio en torno a la inmigración ha unificado históricamente a los partidos conservadores a nivel mundial. Trump ha visto en esto una baza electoral y anunció bufamente desde Las Vegas que “cuando sea presidente”, enviará refuerzos a Texas. Actualmente, Abbott tiene el apoyo político de los gobernadores republicanos de 25 estados, pero Trump los ha instado a ir más lejos y enviar a la Guardia Nacional de sus respectivos estados a Texas. De Santis, obstinado en ser más popular y mejor payaso que Trump, ya lo ha hecho.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, ha criticado a Abbott, señalando que al politizar el asunto sin aportar ninguna solución tan sólo está logrando obstaculizar la acción policial y humanitaria, y están poniendo en peligro la seguridad en la frontera y las vidas de muchas personas inocentes.

Es cierto que las cifras de inmigrantes han aumentado dramáticamente en los últimos años, pero si estudiamos el flujo de inmigración a lo largo del siglo, la situación actual no dista mucho de los 878.000 inmigrantes procesados en Ellis Island en 1914. El flujo de inmigración en Estados Unidos siempre ha sido masivo, incluidos los abuelos de Abbott y Trump, y a muchos se les olvida que Texas fue México hasta 1848. Lamentablemente, a ese Dios de los republicanos se le ha olvidado también que todos somos inmigrantes, y que la riqueza de un país reside en gran medida en la diversidad que aporta la inmigración. La recepción e inclusión de expatriados denota la abundancia económica, política y espiritual de una nación.