El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, inauguró ayer la cumbre en la que los ocho países amazónicos plantearán soluciones conjuntas a los graves desafíos que enfrenta el bioma, como deforestación, minería ilegal y narcotráfico.
Lula da Silva afirmó que la Cumbre supondrá un “antes y un después” en la historia de la región. “Estoy convencido de que la historia de la Amazonia será medida a partir de este encuentro. Que habrá un antes y un después”, manifestó en su intervención en la cumbre.
El líder brasileño, anfitrión de la cita, recalcó que la Amazonia “no es un tesoro para ser saqueado” en donde los recursos puedan ser explotados en beneficio de “unos pocos” y ha vaticinado que la selva supondrá un “pasaporte” para que los países de la región establezcan una nueva relación con el mundo.
Lula señaló que hasta ahora era el mundo el que daba su opinión sobre la mayor selva del planeta y a partir de ahora, “es la Amazonia la que levanta su voz para hablar con el mundo”. El mandatario brasileño hizo un repaso histórico, lamentó que un sistema internacional impuesto desde fuera asignó a los países de América Latina un papel de productores de materias primas y en la Amazonia, los sucesivos ciclos económicos “generaron prosperidad para pocos, pobreza para muchos” y “destrucción ambiental”.
Para cambiar este escenario, subrayó que “no es posible resolver la Amazonia sin resolver los problemas estructurales” que afectan a los 50 millones de personas.