Los líderes de Japón y de Corea del Sur, Fumio Kishida y Yoon Suk-yeol, celebraron ayer su primera cumbre en Tokio en doce años, en la que apostaron por estrechar lazos frente a los avances armamentísticos de Pionyang horas después de que Corea del Norte lanzara un misil balístico intercontinental.
Kishida y Yoon se comprometieron a reforzar su cooperación bilateral en materia de seguridad y junto a Estados Unidos para hacer frente a los desarrollos de Corea del Norte en su programa nuclear y de misiles, en una comparecencia conjunta tras la cumbre celebrada ayer.
El viaje de Yoon llegó después de que Seúl anunciara recientemente un plan para zanjar la larga disputa que mantienen ambos países debido a los trabajos forzados de surcoreanos bajo colonización nipona, y el mismo día en que Corea del Norte realizó un nuevo ensayo de misiles.
Yoon señaló que “normalizarán por completo” su pacto para compartir inteligencia militar. “Creo que los dos países deberían poder compartir información sobre los lanzamientos y trayectorias de misiles nucleares de Corea del Norte, y responder a ellos”, añadió. Ambas naciones comparten actualmente datos de sus sistemas de radar que les permiten por ejemplo detectar los lanzamientos de misiles norcoreanos en el marco del llamado Acuerdo de Seguridad General de Información Militar (GSOMIA), aunque este intercambio no se realiza en tiempo real.
Dicho intercambio podría ayudar a Japón a detectar más rápido los lanzamientos de Corea del Norte de cara a mejorar sus escudos anti-misiles y alertas para la población y, de manera general, permitiría conocer con más detalle los puntos de lanzamientos, los trazados de vuelo y los puntos de impacto de los proyectiles para fortalecer los sistemas de respuesta en ambos países.
Tokio y Seúl también acordaron reanudar el proceso de conversaciones de seguridad a tres bandas junto a Pekín a nivel viceministerial, que fue suspendido “tras celebrarse durante mucho tiempo”, dijo Kishida.