Australia, Reino Unido y EEUU anunciaron ayer detalles sobre la adquisición y desarrollo de submarinos nucleares en el marco del pacto de seguridad Aukus, que es visto como un contrapeso a la creciente influencia de China en la región del Indopacífico. Estos submarinos convierten a Australia en la séptima nación del mundo con sumergibles nucleares con una inversión prevista de al menos 100.000 millones de dólares australianos (66.369 millones de dólares estadounidenses o 62.234 millones de euros).

El pacto tripartito del Aukus (que responde a las iniciales en inglés de Australia, Reino Unido y Estados Unidos) fue anunciado por sorpresa el 15 de septiembre de 2021 en una teleconferencia por Biden, así como los entonces primeros ministros de Reino Unido, Boris Johnson, y de Australia, Scott Morrison.

Aunque los países firmantes no han mencionado expresamente a China, el pacto es considerado como una alianza para contrarrestar la influencia de Pekín en la región estratégica del Indopacífico, escenario de tensiones en el mar de China Meridional y en Taiwán, al que el Gobierno chino considera un territorio rebelde.

Inversión militar

Las filtraciones a la prensa apuntan a que Australia adquirirá hasta cinco submarinos de la clase Virginia a Estados Unidos, potencialmente de segunda mano, los cuales no se incorporarán a las filas del país oceánico hasta por lo menos finales de 2030. Posteriormente, Australia construirá en su territorio un submarino nuclear con diseño británico (Astute) y tecnología estadounidense, un proyecto que puede generar 20.000 empleos en las próximas tres décadas. Este submarino estaría al servicio de la Armada a partir de 2040.

Los nuevos submarinos de propulsión nuclear pueden permanecer durante meses bajo la superficie oceánica, limitando así la posibilidad de ser detectados, al tiempo que son más rápidos y tienen una mayor capacidad para almacenar armas, entre otras características de alta tecnología militar.

El ministro de Defensa de Australia, Richard Marles, dijo la semana pasada ante el Parlamento de Camberra que los submarinos, cuyas misiones dependerán de los intereses australianos, tienen el potencial de operar en una guerra, aunque su “verdadera intención” es mantener la paz y la estabilidad en esta región en donde se mira con temor la creciente influencia de China.

Estos submarinos –que operarán con tripulación australiana, británica y estadounidense– representan para China “un grave riesgo de proliferación nuclear”, según recalcó la semana pasada una portavoz del Ministerio de Exteriores del gigante asiático, que instó a los miembros del Aukus a abandonar su “mentalidad de la Guerra Fría”.

Tensión diplomática

El desarrollo de submarinos nucleares en Australia implicó la cancelación de un contrato con la empresa naviera francesa Naval para el desarrollo de sumergibles convencionales por un valor de 55.000 millones de euros, así como tensiones entre Camberra y París y el pago de una indemnización de 555 millones de euros.

La decisión de Morrison creó una crisis diplomática con Francia que acusaba al Gobierno australiano de no informar debidamente y con antelación de la decisión, pero ésta fue superada con el ascenso en mayo de 2022 del laborista Anthony Albanese al mando del Ejecutivo de Camberra, lo que mejoró las relaciones con el Gobierno de Emmanuel Macron.