Nacido en 1944 en Suleimaniya, en la región del Kurdistán iraquí (norte), el kurdo Abdelatif Rashid se alzó ayer con la mayoría de votos del Parlamento para ser el nuevo presidente de Irak con una gran misión por delante: intentar unir a las fuerzas políticas resquebrajadas del país.

Acérrimo opositor del régimen del dictador iraquí Sadam Husein, y próximo a la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), uno de los dos principales partidos que controlan la región semiautónoma en el norte iraquí, Rashid ha estado ligado casi toda su vida a la política iraquí.

Licenciado en Ingeniería Civil por la Universidad de Liverpool, y con un máster y doctorado en Ingeniería por la Universidad de Mánchester, ocupó el cargo de ministro de Recursos Hídricos en el primer Gobierno iraquí (de Nuri al Maliki) tras la caída del régimen de Sadam, en 2003, hasta 2010. Desde esa fecha, era asesor principal de la Presidencia de la República, cargo que ha ocupado hasta ayer.

Según el sistema sectario establecido en Irak tras la caída de Sadam Husein, el presidente del Parlamento debe ser un musulmán suní, el primer ministro un chií y el jefe de Estado un kurdo. Antes de 2003, trabajó como gerente de proyectos para la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), además de ser portavoz de la UPK en el Reino Unido.

En julio de 2009, sobrevivió a un intento de asesinato tras salir ileso de un atentado con bomba perpetrado en Bagdad contra el convoy en el que viajaba.