El presidente de Argentina, Alberto Fernández, encabezó ayer un encuentro en la Casa Rosada con gobernadores, representantes de sectores sindicales, sociales, empresariales y de Derechos Humanos con el fin de construir un “pacto democrático” tras el intento de asesinato a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

“Celebro que la comunidad argentina hoy esté llenando las plazas, reivindicando la convivencia, el respeto, la democracia y celebrando que Cristina está bien”, señaló Fernández en el Salón de las Mujeres, acompañado por varios miembros de su gabinete y representantes de la sociedad civil argentina.

El mandatario destacó los “puntos en común” vertidos durante la reunión, que tienen que ver con “volver a poner en práctica un pacto democrático donde la violencia sea excluida, el discurso del odio sea eliminado y el respeto sea un valor”.

“Todos los que estamos acá somos parte de la comunidad democrática, y por lo tanto lo primero que tenemos que hacer es decir basta a volver habitual lo que no debe ser habitual; a tolerar aquello con lo que no debemos convivir, porque la democracia nos exige respetar al otro”, subrayó.

Con todo, Fernández reafirmó que “Cristina hace muchos años es objeto de una persecución”, motivo por el cual cree que no se puede seguir mirando “complacientes cómo se la estigmatiza y descalifica”.

Asimismo, agregó que “es necesario advertir que debemos ponerle fin al discurso del odio mediático, porque son muy impresionantes las cosas que se dicen”.

Al finalizar el encuentro, algunos de los participantes de la reunión y parte del Gabinete nacional se trasladaron a la Plaza de Mayo, en donde se leyó el documento La paz social es una responsabilidad colectiva como cierre de la marcha multitudinaria que se realizó “en defensa de la democracia”.

“Frente al intento de asesinato de la principal dirigente política del país, nadie que defienda la República puede permanecer en silencio o anteponer sus diferencias ideológicas al repudio unánime que esta acción depara”, inició el escrito, según informó la agencia Télam.

“Si no queremos que la intolerancia y la violencia política arrasen con el consenso democrático que hemos construido desde 1983 a la fecha, debemos contextualizar lo ocurrido anoche contra la vicepresidenta Cristina Kirchner”, añadía dicho comunicado.

“CAMPAÑA BRUTAL”

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, dijo este viernes que la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández, es víctima de una “campaña brutal” orquestada, según dijo, “por los demonios, los fascistas”.

Durante un acto con ocasión del 43º aniversario del Ejército de Nicaragua, en circuito cerrado, Ortega expresó primero su solidaridad con Fernández por el atentado sufrido en la víspera, que calificó de un “intento de asesinato”.

“Cristina Fernández es una mujer valiente, luchadora, pero allí están siempre los demonios, los fascistas en una campaña brutal que ya tiene rato, de calumnias, de falsas acusaciones, linchamiento”, continuó el líder sandinista.

Además, el presidente quiso mostrar su apoyo. “Para Cristina, para sus hijos, para el pueblo argentino, para el presidente Alberto Fernández, la solidaridad del pueblo de Nicaragua”, agregó Ortega.

RECHAZO A LA VIOLENCIA

Movilizaciones. Argentina vivió ayer una jornada de rechazo a la violencia después de que la vicepresidenta, Cristina Fernández, sufriera un ataque que el mandatario del país, Alberto Fernández, no dudó en calificar como el “hecho más grave” desde que el país retornó a la democracia en 1983. Decenas de miles de manifestantes se movilizaron en ciudades de Argentina para expresar su condena al intento de magnicidio sufrido el pasado jueves por la vicepresidenta del país.

Día de reflexión. Organizaciones sociales, sindicales y políticas y ciudadanos marcharon por diversos sectores de la capital para concentrarse en una masiva manifestación frente a la Casa Rosada, sede del Ejecutivo argentino. Alberto Fernández, había repudiado el jueves por la noche el “atentado” y decretó el viernes como no laborable para que los ciudadanos pudieran expresarse en las calles en contra de la violencia.