Entre las dimisiones anunciadas del presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, y del primer ministro, Ranil Wickremesinghe, además de las de varios ministros ayer tras las manifestaciones de la víspera en Colombo por la crisis económica, la oposición busca una solución política a la formación de un nuevo Gobierno.

Aunque la dimisión de Rajapaksa está prevista para este miércoles, ambos mandatarios continúan oficialmente a las riendas de la nación isleña y por el momento reina la incertidumbre.

El ministro de Promoción de las Inversiones, Dhammika Perera, fue uno de los miembros del Gobierno en presentar ayer su dimisión, un día después de que decenas de miles de manifestantes tomasen las calles de Colombo e irrumpiesen en las residencias oficiales del presidente y el primer ministro.

Además de Perera, un magnate de los casinos nombrado en el cargo hace a penas 16 días, el ministro de Transportes, Bandula Gunawardene, también abandonó formalmente el Gobierno. Los ministros de Turismo, Harin Fernanda, y Trabajo Extranjero, Manusha Nanayyakara, anunciaron estar dispuestos a dimitir tras haber pasado de la oposición al Gobierno de Rajapaksa formado en mayo tras la caída del anterior debido a las protestas.

El analista político Aruna Kulatunga explicó a Efe que estas salidas del Ejecutivo son más un gesto político, ya que el primer ministro había anunciado la vispera su dimisión y al hacerse ésta oficial todo el Gabinete quedaría disuelto según la Constitución esrilanquesa.

Eso sin mencionar que Rajapaksa, acusado desde hace meses por los manifestantes de gestionar mal la crisis económica que azota el país isleño, anunció que dimitirá el próximo miércoles.

las calles vacías

Decenas de miles de personas se manifestaron el sábado en Colombo para exigir la salida de Rajapaksa del poder. Miles de personas irrumpieron en las residencias oficiales de Rajapaksa, dejando imágenes de manifestantes bañándose en su piscina y recorriendo los dormitorios de la mansión, y de Wickremesinghe, cuya casa privada fue incendiada también durante la jornada.

La capital de Sri Lanka amaneció ayer con calles prácticamente vacías y tiendas cerradas, aunque algunas personas paseaban en la residencia oficial del presidente tras haber pasado alló la noche.

“Me alegré cuando me enteré de que el presidente va a dimitir, por eso hemos estado aquí desde hace meses. Ahora estamos jugando a las cartas en su casa”, explicó a Efe Prabath Sandurwan, de 18 años.

Las fuerzas de seguridad recurrieron por su parte al uso de gases lacrimógenos y cargaron contra manifestantes y resultaron también heridos algunos periodistas que cubrían los eventos.

Una fuente del Hospital Nacional de Colombo, que pidió el anonimato, afirmó a Efe que 103 heridos durante las protestas fueron admitidos en el centro.