- “Los ucranianos nunca vamos a perdonar esta guerra: Ni los vivos, ni los muertos”. Natalia Mykhaylevska, de 43 años, vive desde Donostia momentos de tensión y desconcierto. Su mente viaja una y otra vez a las zonas afectadas por el ataque militar ordenado por Moscú. Ningún esfuerzo diplomático ha dado fruto para evitar la incursión de las tropas rusas en un país donde residen dos de sus hermanos y su padre. “Toda mi familia está ahí. ¿Qué puedo decir? Lo de hoy ha sido un paso más, pero llevamos ocho años de una guerra promovida por un hombre que no está bien de la cabeza”, denuncia esta mujer, vocal en Gipuzkoa de la asociación que aglutina en el territorio a más de 4.000 ucranianos, una comunidad que se movilizó ayer por la tarde en las tres capitales vascas.
La mitad de los residentes en Gipuzkoa están empadronados en Donostia, y hay también importante presencia de ucranianos en municipios como Irun o Errenteria. “La tensión no solo se vive en nuestro país. Aquí, en Gipuzkoa, tampoco mantenemos ninguna relación con los rusos. Llevamos ocho años de contienda y no perdonamos ni a los atacantes ni a los que han callado durante todo este tiempo. Son responsables de no haber actuado contra su presidente”, denuncia Mykhaylevska.
La tensión por el estallido de la guerra se adivina en rostros como el de Irina Stoliar, que ayer a mediodía no dejaba de despachar en el bar Nevada de Donostia. Los clientes accedían al establecimiento como si fuera un día más, pero la profesión iba por dentro al otro lado del mostrador del bar. “Mi hermano vive a tres o cuatro kilómetros del bombardeo. Esperamos lo peor”, reconocía, sin poderse quitar de la cabeza el envío ordenado por Putin a la región prorrusa del Donbás en un día en el que las autoridades de Ucrania confirmaban la muerte de cerca de 40 personas, entre ellos diez civiles.
Las noticias se sucedieron a lo largo del día, y poco después supieron que las fuerzas de ocupación rusas estaban “intentando capturar la central de Chernóbil”, según denunciaba el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que confirmaba combates en esta zona. “Mi madre me ha llamado a las 5.30 horas diciendo que había estallado la guerra. Allí viven mis padres y mi hermano. Por el momento están bien, pero dicen que no quieren irse, que van a luchar por defender su país, su tierra”. La mujer mostraba su mano temblorosa. “Estoy a punto de llorar”. Frente a ella, la pantalla del televisor, donde se escuchaba que la OTAN había puesto en alerta máxima un centenar de aviones de guerra. “En Euskadi estamos temblando, nuestras familias defenderán su tierra como sea”, resoplaba la camarera.
Hace un mes que Stoliar se hizo con las riendas del bar donostiarra junto a su socia Victoria Minkevych, que también se mostraba visiblemente emocionada. “Nos están invadiendo por todas partes. Allí está mi prima Liudmila y su hija Alejandra que nació en Donostia, a la que llaman la vasquita”, decía, mostrando la foto de familia. “Tenían las maletas preparadas para marcharse antes del estallido de la guerra pero se han quedado atrapadas. Están tratando de salir de allí como sea, a una vivienda alejada de las bombas”, relataba sin dejar de atender a la clientela.
Olga Nlobac también vivía horas de infarto pegada al teléfono. Tanto para recibir noticias de su familia como para ultimar los preparativos de la manifestación convocada ayer en el Boulevard de Donostia a partir de las 18.00 horas. La indignación por el estallido de la contienda se extendió a toda la comunidad, con protestas en las tres capitales vascas. “Este señor (Putin) no está bien de la cabeza, y por lo tanto no cabe esperar ninguna actuación lógica”, se indignaba Mykhaylevska, vocal en Gipuzkoa de la Asociación Ucrania Euskadi.
La mujer se sentía molesta al preguntarle si esperaba un desenlace así. “¿Vosotros esperabais que en pleno siglo XXI comenzara una guerra? Pues nosotras tampoco. Esto no ha empezado hoy. Llevamos ocho años de guerra. La contienda empezó en 2014 y lo que están haciendo ahora es bombardear restos de Ucrania. Esto no es una guerra civil, es una invasión porque han entrado los militares de otro país con sus tanques”, denunciaba. “Si hace ocho años Putin decía que a pesar de la tensión seguía protegiendo a la población, ahora lo que está haciendo es bombardear Ucrania desde diversos puntos. No hay ninguna excusa, está atacando directamente a un país”, denunciaba Mykhaylevska, que en los últimas horas ha podido hablar con su padre. “En el peor de los escenarios, le he dicho que si comenzaban a caer bombas en su jardín iba a tener que escapar a algún lado. Él, a sus 80 años, me ha respondido medio en broma que de eso nada, que les esperaba con la escopeta preparada”, relataba con cierto tono amargo. “No sé lo que harán. No sé si la población se movilizará. Todavía no se sabe muy bien el desenlace de todo esto”.
“Nos invaden por todas partes. Allí está mi prima Liudmila y su hija, que nació en Donostia”
Camarera ucraniana residente en Euskadi
“Llevamos ocho años de guerra y no perdonamos ni a los atacantes ni a los que han callado”
Ucraniana residente en Donostia