- Ante el bloqueo que sufre el canal de Suez, Rusia planteó al mundo la Ruta Ártica, una alternativa que será más rápida, barata, segura y ecológica para el transporte de mercancías, pero que aún debe demostrar su fiabilidad. “El precedente de Suez demuestra la fragilidad de cualquier ruta entre Europa y Asia. En esta situación, aumenta su importancia la Ruta Marítima del Norte, cuya competitividad crece año a año”, aseguró a la prensa Vladímir Panov, especialista de la agencia nuclear rusa, Rosatom.
La Ruta Ártica se lanzó en 2011 por el presidente ruso, Vladímir Putin, pero es un proyecto de futuro, ya que el Kremlin no espera que funcione como un corredor internacional de pleno derecho hasta 2035.
La travesía por Suez lleva 35 días de media, mientras la arteria promovida por Rusia supone un ahorro de 10-12 días por barco, es decir, es un tercio más corta. Según el Gobierno ruso, las compañías mercantes se ahorrarían hasta 500 millones de euros al año gracias “al menor nivel de emisiones de dióxido de carbono”. Los pronósticos rusos son que para 2024 el volumen de mercancías por este itinerario ascienda a 80 millones de toneladas.
Además, la palabra clave es diversificación. Rusia pronostica que países como China, Japón y Corea del Sur tendrán en cuenta el precedente del Ever Given, que encalló en el canal de Suez, en sus estrategias de futuro.
Cabe destacar que según Moscú, la Ruta Ártica también es más segura, ya que no existe la amenaza de los piratas que asolan las aguas del Cuerno de África. A esto hay que sumar que Putin ha ordenado crear una red de bases militares a lo largo de toda la ruta para defender los intereses nacionales y garantizar la seguridad del transporte de mercancías de posibles ataques terroristas.
Mientras el Gobierno desarrolla la infraestructura portuaria, la compañía rusa de telefonía Megafón tenderá paralelamente en colaboración con socios internacionales una fibra óptica de 14.000 kilómetros de largo con una velocidad de transmisión de datos de 200 terabytes por segundo.