Un “post no mortem” para la CSU Bávara
Los comicios bávaros del pasado día 11 han resultado mucho más espectaculares que trascendentales. Y es que si la pérdida por primera vez en la historia de la RFA de la mayoría absoluta socialcristiana en el Parlamento de Múnich impresiona a la opinión pública, a la hora de la verdad la CSU sigue llevando las riendas del Estado federado.
Lo único realmente nuevo es que ahora el partido socialcristiano necesita un aliado para gobernar, pero el poder sigue en sus manos porque sin él nadie puede formar Gobierno en Múnich. Planteado así, la única duda es si la CSU va a formar una coalición tripartita -con los liberales (FDP) y los Electores Libres (FW)- o bipolar, solo con estos últimos? que es lo más probable. Y ello, porque programáticamente FW y CSU se distinguen solo en el personal directivo, en tanto que los liberales alardean de una ideología cada vez más distanciada del conservadurismo duro de la CSU y un puritanismo moral que no les permite hoy en día congeniar con casi nadie.
Teóricamente, los socialcristianos también podrían formar Gabinete con los verdes, pero el reparto del poder con estos sería muy difícil de negociar dadas las ínfulas que tienen desde que se han erigido en la 2ª fuerza del Parlamento bávaro. Claro que en política y en el amor, nunca hay que excluir ninguna sorpresa. Y más aún, si se recuerda que desde que los verdes han comenzado a entrar en gobiernos estatales se han vuelto de un pragmatismo lindante en el mercantilismo.
En realidad, lo que debería preocupar a conservadores y “progres” de estas elecciones es que la sociedad bávara apunta un inmovilismo ideológico inusual en una sociedad tan avanzada como la alemana. Así, los votos que ha perdido la CSU han ido a parar a la AfD (Alternativa para Alemania), un partido de xenofobia más acusada que la de la CSU; y el declive socialista (SPD) ha sido aquí idéntico al registrado en el resto del país. Por último, los votos socialcristianos que han ido a FW lo han hecho mayoritariamente por repudio de la personalidad y gestión política del dúo dirigente de la CSU (Söder y Seehofer), dos políticos enfrentados entre sí por ver quién manda más y enfrentados también con la canciller, Angela Merkel, cabeza del partido hermano, la CDU, más por satisfacer el amor propio nacionalista de los electores bávaros que problemas ideológicos o de gestión gubernamental. Como ven, tanta ambición ha sido demasiado ego para el electorado de Baviera, incluso en una época de bonanza material sin precedentes.
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