Erbil - Masud Barzani, principal adalid de la causa kurda, renunció ayer a la presidencia de la región autónoma del Kurdistán iraquí, pagando el precio de haber desafiado a Bagdad al organizar un referéndum de independencia el pasado 25 de septiembre que desató viejas tensiones entre los dos gobiernos.
Perteneciente al poderoso clan de los Barzani, que desde los años cuarenta domina todos los resortes de la política y buena parte de la vida económica de la región, Masud Barzani ha servido al Kurdistán con las armas y desde los despachos. A sus 71 años, lleva doce al frente de la Presidencia kurda, aunque desde 2013 su mandato ha sido prolongado por decisión del Parlamento kurdo sin acudir a las urnas.
Ayer, en una carta enviada al Parlamento regional del Kurdistán, Barzani aseguró que rechaza permanecer en el puesto de presidente después del 1 de noviembre de 2017, esto es, la fecha para la que estaban previstas elecciones presidenciales y parlamentarias, que han sido pospuestas hasta el próximo julio.
El líder no apareció ayer en público, que se ha acostumbrado a verlo con su turbante blanco y rojo que identifica a su tribu, y la vestimenta tradicional kurda de color caqui, ya que Barzani ha sido y sigue considerándose un soldado peshmerga.
Barzani elevó la causa kurda en los foros internacionales, ganándose el favor de Estados Unidos y de la Turquía de Recep Tayyip Erdogan, aunque ambos aliados le han dado la espalda desde la consulta de independencia, una promesa que hizo a sus seguidores y que llevó a cabo hasta sus últimas consecuencias.
El referéndum que ha acabado con su carrera política tenía como objetivo -según sus detractores- tapar la corrupción y otros problemas internos de la región y tenía pocos visos de conducir a la creación de un Estado kurdo. El propio Barzani no quiso proclamar la independencia a pesar del éxito de la consulta -más del 90 % de los votantes optaron por la separación-, sin antes negociar los términos con Bagdad, que lanzó una campaña militar en respuesta al desafío. - Efe