Bruselas - El rey Felipe de Bélgica ha resuelto la disputa que mantenía con su padre, al que sucedió en julio de 2013, por el pago de ciertas facturas que la Casa Real no quiso cubrir por considerar que incluían gastos personales del rey Alberto y la reina Paola. El descontento del rey Alberto con su nueva situación económica tras la abdicación ha aparecido en diversas ocasiones en los medios nacionales, que citan fuentes próximas al monarca al referir sus quejas por las dificultades que su nueva dotación reducida le plantea para seguir adelante con su agenda de compromisos. Sin embargo, la confusión sobre los gastos que debe cubrir la Casa Real y los que deben correr a cargo de los recursos personales del rey Alberto quedó resuelta en junio, informaba ayer Le Soir.
Esta publicación asegura que varias de las facturas que remitió el Palacio del Belvédère, residencia oficial del rey Alberto y la reina Paola, a la Casa Real fueron devueltas. El diario considera que tras la abdicación había que aclarar definitivamente el reparto de los gastos, después de que el rey Alberto II se beneficiara durante sus 20 años en el trono de una “lista civil” de gastos que cubría todo, desde los ligados a su función de rey (de mantenimiento, de personal, desplazamiento, actividad, material de oficina) y también de los vinculados a su vida privada (vacaciones y ocio).
Hasta la reforma de junio de 2013 el rey no tenía que justificar en qué se gastaba el dinero público, pero ahora la Casa Real belga debe presentar cada año un informe al Tribunal de Cuentas. - Efe