Radicalismo endémico en Serbia
el resultado de las elecciones parlamentarias serbias del pasado día 16 parece un eslabón más en el actual auge del radicalismo en buena parte de las democracias : Ganó por mayoría absoluta (49%) en el Parlamento serbio y el de la ciudad de Belgrado un partido radical - SNS - dirigido por un hombre con antecedentes de patriotismo rabioso. Pero esto es verdad sólo hasta cierto punto?
Porque en Serbia - como en todas partes - la ideología se mezcla grandemente con el oportunismo electoral, el nacionalismo visceral y las ansias por la elevación del nivel de vida.
En el caso serbio esto quiere decir que en esta ocasión la gente votó al Partido Serbio del Progreso (SNS) y su jefe, Alejandro Vucic, porque este prometió acabar con la corrupción; había moderado el radicalismo nacionalista sin aguarlo; aceptaba una futura incorporación a la Unión Europea, pese al apoyo de esta a la independencia del Kosovo. Y también, porque el devenir político de Vucic a la sombra de Milosevic y Sesei (un nacionalista fascistoide condenado por el tribunal de la Haya) recuerda a muchos serbios los días de gloria nacional cuando la nación se llamaba Yugoslavia y era regida, para bien y para mal, por Tito y Milosevic.
Esta lectura de los citados comicios hay que matizarla a causa de un rasgo de carácter de Vucic : su querencia al cesarismo, a la posesión de un poder ilimitado. De ahí que convocase elecciones anticipadas (la legislatura expiraba en el 2016) ahora. Las encuestas mostraban que su socio de gobierno, los socialistas del SPS, eran mal vistos a causa de los muchos casos de corrupción. Era la ocasión de poder gobernar en solitario.
Además, la llamada a las urnas le servía a Vucic para terminar de reducir la importancia parlamentaria de agrupaciones que se habían desgastado - casi se podría decir, fracasado - durante los años de reconstrucción de la democracia que siguieron a las guerras provocadas por Milosevic. Así, Kostunica y su partido irreconciliablemente reivindicador del Kosovo han quedado fuera de este Parlamento. Y el Partido Demócrata que dominó del 2003 al 2008 la política serbia entró en el Parlamento por los pelos, con un 6% escaso de los votos.
Hasta aquí, el "dejadme solo" parlamentario de Vucic ha resultado un éxito para él. Si la jugada va a resultar un éxito también para la república dependerá en primerísimo lugar de la honradez política de este antiguo colaborador de Milosevic y Sesei. Dependerá de su grado de lealtad a los valores europeístas; de la moderación de su nacionalismo y - quizá lo más difícil - de su respeto a las discrepancias democráticas, empezando por la oposición parlamentaria.
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