Nairobi. Después de 22 años prestando asistencia sanitaria en Somalia, la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) anunció ayer que ha decidido abandonar ese país, asediada por una violencia "extrema" hacia su personal. "Desde 1991 -año en el que comenzó el conflicto de Somalia- 16 miembros de MSF han sido asesinados, y decenas de ellos han sufrido graves ataques. Hemos llegado a nuestro límite", anunció ayer en una rueda de prensa en Nairobi el presidente internacional de la organización humanitaria, Unni Karunakara. Entre los sucesos más recientes está el secuestro de las dos cooperantes españolas Montserrat Serra y Blanca Thiebaut, que fueron capturadas en octubre de 2011 en Kenia, retenidas en Somalia y liberadas el pasado mes de julio tras casi dos años de cautiverio.
violencia consentida No obstante, según precisó Karunakara, la retirada de MSF no responde a riesgos o sucesos puntuales, sino a una situación de violencia continuada y consentida por las partes del conflicto. "Los grupos armados y los líderes civiles están apoyando, tolerando y condonando el asesinato, la agresión y el secuestro de los trabajadores de ayuda humanitaria", denunció la ONG. La situación es de tal gravedad, que Médicos Sin Fronteras se vio obligada a utilizar guardias armados, algo que no ha tenido que hacer en ningún otro país. "Somalia es uno de los lugares más peligrosos del mundo, pero a diferencia de otros países con gran violencia en los que seguimos trabajando, como Irak, aquí ya no queda ni un mínimo respeto hacia la ayuda humanitaria", remarcó Karunakara.