El Cairo. El presidente de Egipto, Mohamed Morsi, se reunió ayer con el primer ministro, Hesham Qandil, y el jefe del Ejército y titular de Defensa, Abdel Fattah al Sissi, para debatir la situación del país, mientras decenas de miles de personas siguen manifestándose por las calles. En una declaración, pública afirmaron que "se está hablando sobre los actuales acontecimientos políticos".
La Oficina de la Presidencia de Egipto criticó ayer el ultimátum dado en la víspera por el Ejército para que el movimiento de los Hermanos Musulmanes, al que pertenece Morsi, y la oposición resuelvan su conflicto a más tardar este miércoles. De acuerdo con el diario Al Ahram, la oficina presidencial se quejó de que Morsi no hubiera sido consultado previamente. El proceder de los militares da cuenta del poder del Ejército en Egipto, donde actúa como un Estado dentro del Estado. El Ejército rechazó las acusaciones de golpismo y dijo que sólo quiere forzar una solución política.
Previamente, la oposición ya había exigido a Morsi que dimitiera de su cargo antes de las 15.00 GMT de ayer martes. En tanto, los opositores al Gobierno inundan las calles de El Cairo y otras partes del país. Los islamistas del partido Nur también proclamaron abiertamente su rechazo a Morsi y exigieron la convocatoria de nuevas elecciones.
El movimiento de protesta critica a Morsi por su estilo de gobierno autoritario, por la creciente islamización del país y, no en último lugar, también por el dramático deterioro de la situación económica. Los continuos disturbios en Egipto también han tenido como consecuencia un creciente desempleo y el aumento de la criminalidad en las calles del país.
Las reservas de divisas están cayendo y hay cada vez más problemas en el abastecimiento de gasolina y otros productos. Cuando falta un día para que expire el ultimátum, no se perfila ninguna solución al conflicto entre los Hermanos Musulmanes, el movimiento de protesta y el Ejército. Los militares habían anunciado que, si no hay acuerdo, pondrá en marcha su propia hoja de ruta para resolver la crisis.
Por su parte, los islamistas convocaron protestas en todo el país contra lo que consideran como una amenaza de golpe de Estado militar. Una alianza de influyentes políticos islamistas y religiosos llamó a los egipcios en todo el país a defender el "Gobierno legítimo" de Morsi. "Cualquier golpe de Estado contra el Gobierno legítimo y la Constitución sumirá al país en el caos y en un futuro incierto", advirtió la alianza en una declaración. Manifestantes pro-Morsi clamaban en las afueras de la Universidad de El Cairo "islamismo" y "legitimidad", mientras otros continuaban con su sentada cerca de una mezquita en El Cairo.
También los detractores de Morsi, entre ellos el movimiento Tamarud (Rebelión), amenazaron con desarrollar nuevas acciones si Morsi no declaraba su renuncia en la tarde de ayer. Los opositores se reunieron en la plaza Tahrir y cerca del palacio presidencial. Los manifestantes también tomaron las calles en la provincia de Alejandría, en el norte del país, en Menoufiya y en el norte del Sinaí en demanda de elecciones presidenciales anticipadas. En una conversación telefónica, el presidente de EE.UU. Barack Obama llamó por teléfono a Morsi, quien cumplió un año en el poder el pasado domingo, y le conminó a acercarse a la oposición. Según la Casa Blanca, Obama subrayó que la crisis sólo puede resolverse en el marco de un proceso político.