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Llenar el depósito o apurar la reserva, ¿cómo se ahorra más?

Si el objetivo es gastar menos y alargar la vida del vehículo, la estrategia es sencilla

Llenar el depósito o apurar la reserva, ¿cómo se ahorra más?Iker Azurmendi

Muchos conductores creen que circular con poca gasolina en el depósito es una forma de ahorrar combustible. El razonamiento parece sencillo: un coche más ligero necesita menos energía para moverse y, por tanto, consume menos.

Pero esta lógica es algo engañosa. El ahorro real por peso es tan mínimo que resulta prácticamente irrelevante para el bolsillo. Lo que sí tiene un impacto, y no precisamente positivo, es el hábito de apurar la reserva antes de repostar.

Es cierto que cada litro de gasolina o gasóleo pesa alrededor de 0,7 a 0,8 kilos. Si llenamos un depósito de 50 litros, añadimos unos 35 a 40 kilos al coche. En teoría, transportar esa masa extra podría aumentar ligeramente el consumo. Pero en la práctica, incluso recorriendo 10.000 kilómetros al año, la diferencia no llega a unos pocos euros.

El impacto es tan pequeño que se diluye frente a otros factores mucho más relevantes, como la forma de conducir, el estado de los neumáticos o la presión del aire en ellos.

En otras palabras, obsesionarse con llevar siempre poca gasolina para "ir más ligero" no aporta un beneficio económico tangible. La ganancia es simbólica y no justifica los inconvenientes que supone circular con el depósito casi vacío.

Los riesgos de apurar la reserva

Llevar el coche en reserva puede salir caro. El principal motivo es que la bomba de combustible, pieza encargada de enviar la gasolina o el gasóleo al motor, se encuentra dentro del propio depósito y se refrigera con el líquido. Si el nivel es bajo, la bomba trabaja peor, se calienta más y su vida útil se acorta. Una avería en este componente puede suponer una factura a destacar.

Además, cuando el nivel es mínimo, aumentan las probabilidades de que entre aire en el circuito, lo que puede provocar tirones, fallos momentáneos e incluso que el motor se detenga en plena marcha. En pendientes pronunciadas o maniobras bruscas, el riesgo se multiplica.

Por otro lado, aunque los sistemas modernos incluyen filtros muy eficaces, apurar el combustible eleva la posibilidad de que sedimentos acumulados en el fondo del depósito lleguen al sistema de inyección.

No es un problema habitual, pero cuando ocurre puede derivar en obstrucciones, pérdida de rendimiento y costosas reparaciones.

Tráfico congestionado

Quedarse tirado, la peor consecuencia

Más allá de la mecánica, agotar el combustible implica exponerse a una situación incómoda y peligrosa: quedarse tirado en carretera.

Llamar a la grúa supone perder tiempo, dinero y, si la incidencia ocurre en un lugar mal señalizado, incluso arriesgarse a una sanción.

La regla de oro para ahorrar y cuidar el coche

Si el objetivo es gastar menos y alargar la vida del vehículo, la estrategia es sencilla: no se debe conducir en reserva y hay que llenar siempre que el nivel baje de un cuarto de depósito.

De esta forma, la bomba de combustible trabajará en condiciones óptimas, se reducirán los riesgos de fallos inesperados y, a la larga, se evitarán gastos innecesarios.

En conclusión, llenar el depósito no supone un aumento significativo de consumo, mientras que circular con poca gasolina sí puede tener consecuencias negativas y costosas. La mejor manera de ahorrar y proteger el coche no es apurar hasta la última gota, sino repostar a tiempo y, siempre que sea posible, llenar el depósito.