14 de noviembre de 2021. Se cierra el círculo. El piloto más influyente de la historia del motociclismo cuelga el mono. Valentino Rossi (16 de febrero de 1979, Urbino) se despide de las carreras en el marco del Gran Premio de la Comunitat Valenciana, después de 432 grandes premios disputados a lo largo de 26 temporadas. Il Dottore se despoja del batín habiendo logrado nueve títulos mundiales -uno de 125cc (1997), otro en 250cc (1999) y siete de 500cc/MotoGP (2001-05, 2008-09)-, 115 victorias y 235 podios. Pero por encima de todo se marcha tras elevar el deporte hasta cotas insospechadas.

“En el fondo, soy el piloto del pueblo”, asegura. “Mi mayor mérito es entusiasmar a gente que no le gustan las motos”, afirma. Su carisma le ha convertido en uno de los grand es de la historia del deporte, porque aunque no es el piloto con mejores registros -solo le superan Giacomo Agostini (15) y Ángel Nieto (13) en títulos- su trascendencia ha trascendido de las fronteras de los circuitos, llevando su popularidad a todos los rincones del planeta.

Rossi se despidió con una décima posición -curiosamente es la suma de los dígitos de su dorsal, el 46- que representa la perfección, el sueño de cualquier mortal. Lo dejó el mismo día que su discípulo, Francesco Bagnaia, logró su cuarta victoria de la temporada, una menos que el campeón, Fabio Quartararo, para seguir sentando las bases de su candidatura al título de 2022, cuando Rossi mirará las carreras desde la barrera y con un equipo en la categoría reina, en el que correrá su hermano, Luca Marini. Rossi ya es leyenda. Su huella es imborrable.

En esta jornada tan emotiva, señalada en la memoria, con las gradas pintadas de amarillo fosforito, Ducati firmó el primer triplete de su historia, con Bagnaia, Jorge Martín, segundo, y Jack Miller, tercero, para confirmar el potencial de una marca que se ha adjudicado todos los títulos salvo el de pilotos. De hecho, Martín se ratificó en Cheste como rookie del año. Bagnaia y el madrileño han sido las grandes revelaciones del curso en la categoría reina.

Suzuki ha sido una de las decepciones, junto a Honda. La marca que vio entronizarse a Joan Mir baja la persiana sin una sola victoria. El campeón saliente cede la corona sin ganar en la campaña posterior a su coronación, lo que no sucedía desde Nicky Hayden. Mientras, Honda solo ha encontrado la competitividad con las manos de Marc Márquez, que echa la persiana con tres triunfos pero alejado de Quartararo -142 puntos por 278-. El catalán, que se ha perdido las dos últimas carreras al sufrir visión doble en un ojo después de un traumatismo craneal, tampoco estará en los test de postemporada. Mal momento para la marca más laureada de todos los tiempos y para un Márquez llamado a suceder a Rossi.

En Moto2 se repartió el único título que estaba pendiente de dilucidarse. Remy Gardner se proclamó campeón mundial para emular a su padre, Wayne. El triunfo de los Gardner, padre e hijo, únicamente es comparable al de los Roberts, Kenny Roberts y Kenny Roberts Jr. Al piloto australiano le bastaba con ser duodécimo en el trazado Ricardo Tormo y añadió emoción terminando en la décima posición, viendo a su único rival en la pugna por la corona, Raúl Fernández, ganar. Era el único resultado que le valía al madrileño para mantenerse con opciones hasta el final. Raúl cierra el curso como piloto debutante con más victorias en la categoría intermedia, ocho. Remy es campeón con solo cinco triunfos pero abrazado a la regularidad para seguir los pasos de su progenitor.