El cambio en la Alcaldía de Donostia ha agitado el panorama político. Unos piensan que con el adiós de Eneko Goia se les acerca el bastón de mando como en 2011. Otros creen que con un mirlo blanco como cabeza de cartel se harán con un poder que perdieron hace 14 años. Quién sabe. A año y medio para las urnas, algunos partidos dejan entrever el recelo a que algún tema inesperado cope la campaña. Bien como cuestión que monopolice el debate, bien porque esa cuestión se canalice como una plataforma ciudadana. Una fórmula electoral habitual en pueblos pequeños, inusual en localidades que cuentan habitantes por miles.

En Irun en 2023 hubo una lista al margen de los partidos tradicionales, fórmula que en poco más de un año puede volver a verse con un discurso muy centrado en un tema como la seguridad como bandera u otro más inopinado como la demanda de instalaciones deportivas. Sea el multiusos de Ficoba –como se empezó a ver el viernes en una asamblea el viernes–, o Txenperenea. No solo en Irun.

Algunas siglas recelan porque miran las corrientes de un agua donde nadan cisnes. Incluso negros. Lean a Nassim Taleb: un cisne negro es un suceso sorpresivo, de gran impacto y que después de visto, todo el mundo consideraba esperable. Nadie lo vio antes. Ahí estaba.