Los datos vuelven a demostrar que si se baja el precio, la gente sube más al transporte público. Los descuentos han servido para batir récords una y otra y otra vez. Y estoy convencido de que si los descuentos actuales (e incluso mayores) continuaran en marcha para todos, seguirían los récords, porque cada vez más gente está descubriendo lo bueno, lo cómodo y lo rápido que es el denostado transporte público y lo bien que funciona en nuestro entorno (salvo contadas excepciones). Y no hay ningún secreto, esto no es la fórmula de la coca-cola: buenas conexiones, buenas frecuencias y horarios amplios consiguen que la gente se suba al bus y al topo. Si, además, los pones a un precio bajo, que haga absurdo coger el coche, lo tienes hecho. Y la gente ha respondido, como testifican los datos de Lurraldebus que hoy desgranamos en las páginas seis y siete. Hay que recordar que hace no tanto a una familia, a una cuadrilla le venía mejor coger el coche para ir a Loiu o a Bilbao –pese al caro peaje– que pillar el bus, y no eran los únicos ejemplos. Ahora ya no. Incluso las nuevas líneas demandadas están teniendo una enorme aceptación. Veremos cómo sigue el asunto según se vayan restringiendo los descuentos y aumentando las tarifas. Queda pendiente, quizás para cuando el Topo entre en el Centro el año que viene, atender a esos currelas que salen algo más tarde de la medianoche, y a los que ningún bus ni topo espera. A ver si para entonces...