Está una con cuerpo de verano, pero en cuerpo presente. Porque me queda la que en mi sección, y en mi humilde parecer, es la semana más dura del año. La Semana Grande. Ya pasará, me digo unas 456 veces al día cuando todavía ni siquiera ha empezado. No me critiquen por ser poco festiva, pero es que son días de ir de aquí para allí, con la ciudad llena de gente, con problemas para llegar de un punto a otro, con unas cuantas páginas por escribir… En fin, que eso, que una tiene cuerpo de vacaciones pero la bonoloto no echa un cable, qué asco más grande le tengo. Lo que quiero y espero tener, por unas semanas, es un par de temas de conversación a alternar: gazpacho, sí o no; y cerveza, de botella o de grifo. Sí, así de simple. Por unos días. Puedo incluir, si me levanto muy activa, una tercera vía de diálogo: ¿se va hoy al súper o pasamos el día con lo que hay?. La respuesta, lógicamente, dependiendo de lo que haya en el fono de armario. Y es que, la verdad verdadera, es que cuando se aprende a disfrutar con poco, se disfruta mucho con cualquier cosa. Esa es la clave, no mirar hacia arriba. La envidia es muy mala consejera, hace sufrir y nos hace peores. Si tienes dos y quieres cuatro, peor lo llevarás cuando tengas uno. Todo puede ser.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
