Mesa de Redacción
Más de dos décadas de experiencia contando historias, aprendiendo cada día. Reportero todoterreno, con especial interés por los temas sociales y humanos. Cuéntame tu historia: jnapal@noticiasdegipuzkoa.eus
Palomas sin plumas
Acabo de entrar en el vestuario del polideportivo y me parece haber oído el gorjeo de una paloma
El caso es que acabo de entrar en el vestuario del polideportivo, y me parece haber oído el gorjeo de una paloma en el interior. Como hoy también he dormido poco y mal, no le doy mayor importancia al asunto hasta que vuelvo a escuchar el canto del bicho. Esta vez sí, me da el tiempo justo para girarme y ver que el hombre que está saliendo por la puerta, con gesto muy serio el suyo, es el que, de un modo extraño, emula ese sonido tan característico de las palomas mensajeras como parte del ritual de cortejo cuando quieren atraer a una pareja. Fascinante. Me quedo a solas con otro parroquiano testigo de los hechos. Cada uno a lo suyo. Tras unos segundos de silencio, no me aguanto más. “¿Qué, tenía mucho trueno el hombre?”, le pregunto. Casi me mira con gratitud. Le falta tiempo para responder. ”Joder, estaba fatal. No ha parado de hacer esos ruiditos ni un momento”, responde. Y a partir de ahí la conversación deriva hacia una serie de lugares comunes: la salud mental del personal, que estamos todos como un sonajero y todo eso. Y sin darme cuenta he metido ya pie y medio en la piscina pensando en qué animal elegiría cuando se me vaya del todo la cabeza. Y es una lástima que el zureo de las palomas esté ya cogido porque la verdad es que tiene su punto vacilón. No es mala. La verdad que no.