Con todo el respeto por el animal que da nombre a esta columna, la realidad es que somos bastante incívicos en nuestro comportamiento social. Cada fin de semana las escaleras o la plaza que se sitúan en frente de esta redacción suelen amanecer con restos de cajas de pizzas y latas consumidas durante la noche. La existencia de papeleras e incluso contenedores a apenas 100 metros no disuade a estos animales nocturnos de su dejadez extrema. Pero no me mal interpreten, la edad no es un factor determinante. Seguro que cuando han ido a sacar la basura habrán visto bolsas y cajas depositadas en el exterior de los contenedores o cubos colgados antes del día de recogida en el caso del puerta a puerta. Bolsas que en la oscuridad, antes de que pasen los camiones, sirven de bufé libre para los animales, esta vez literalmente hablando, que conviven con nosotros en pueblos y ciudades, con lo que los restos acaban desperdigados por la acera, ante la cara de asco de los transehuntes que se tropiezan con ellos al día siguiente. ¡Y luego nos quejamos de que hay ratas! Tras detectar esta falta de civismo, la Mancomunidad de Sasieta, integrada por 22 muncipios de Gipuzkoa, ha lanzado la campaña Juega limpio para llamar la atención sobre esta situación. A ver si nos damos por aludidos.
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