Este fin de semana se disputa la primera jornada de la Liga Asobal. No tengo dotes de adivino pero, cual Nostradamus, ya les anuncio que el Barça será campéon. Solo queda saber qué equipo será segundo (confiemos en que el Bidasoa) y si los blaugrana cederán algún punto (la temporada pasada sumaron 59 de 60). El Barça ha ganado las últimas catorce ligas y acostumbra a lograr todos los títulos en juego en las competiciones domésticas (Liga, Copa, Copa Asobal y Supercopa). Emoción, lo que se dice emoción por saber qué club será campeón, digamos que no hay. Sucede algo parecido en la Liga francesa de balonmano, la Starligue, con siete títulos consecutivos del PSG. Este dominio avasallador no es solo exclusivo del balonmano. Sabemos de antemano que el PSG en la Liga de fútbol y el Barça en la Liga F también ganarán este año sus respectivos campeonatos. El desequilibro económico entre los clubes mata el espectáculo. Unos tanto y otros tan poco. Se pueden poner todos los matices que se quieran, pero es lo que está sucediendo también en la liga de traineras. El apabullante dominio de Urdaibai ha provocado que decaiga el interés por la competición. Si fuéramos seguidores de la Bou Bizkaia estaríamos encantados de la vida, pero, como no es el caso, vemos las regatas entre bostezos.
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