11kilos es lo que engordó Morgan Spurlock tras comer únicamente comida basura durante un mes. Su experimento le dejó el hígado como fuagrás, 65 puntos más de colesterol y un incremento de la grasa corporal del 11% al 18%. Exhausto, deprimido, falto de deseo sexual fueron otras de las consecuencias que dio a conocer el director recientemente fallecido en el documental Super size me.

Su gran acierto fue abrir el debate sobre el abuso de la comida basura e incluso provocó que el gigante McDonald’s movilizara su maquinaria de marketing para hacer frente a la publicidad negativa añadiendo ensaladas y frutas a los menús y tratando de mejorar la percepción de la calidad de su comida como hizo en el Estado aludiendo al producto local.

La obesidad es un problema de salud pública, no solo en EEUU, donde más del 40% de la población padece esta enfermedad, sino también en Europa. Según los últimos estudios, el 25% de los niños de entre 6 y 9 años en Euskadi sufre sobrepeso. Al final, el documental apenas cambió nada, pero sí dotó a los centros escolares de una herramienta eficaz de concienciación. También se podría usar aquí con esos jóvenes que en el descanso del instituto arramplan con los bollos, patatas y bebidas energéticas de los supermercados más baratos. Comida basura a la europea.