Una frase brillante de Momentos estelares de la humanidad de Stefan Zweig recorre Occidente ahora que tanto se habla de la importancia de la paz. Las acciones, sin embargo, apuntan en otra dirección. Bruselas debate si el Banco Europeo de Inversiones debería financiar proyectos de Defensa, la OTAN abraza la entrada de Suecia y Finlandia por miedo a un mordisco del gran oso ruso y voces como Macron hablan de batallar con soldados propios en Ucrania. Quizá sea un farol para que no sea solo Putin quien los lance. La paz mundial está en riesgo, alertan brillantes analistas con un análisis que en el fondo asume que la paz mundial absoluta nunca existió: era un nivel manejable de guerras, porque eran lejos. Dos años después de la ofensiva total de Rusia sobre Ucrania y seis meses del ataque de Hamás y la respuesta de Israel, Occidente mira a Moscú, Teherán o Washington. Se habla de la importancia de la paz mientras resuena la frase de Zweig en el capítulo sobre la caída de Constantinopla. Así recibía Mehmet a los enviados del emperador Constantino. “Los poderosos, cuando proyectan una guerra, en tanto no están preparados por completo, hablan largo y tendido de la paz”. La que no existe en Ucrania ni en Palestina. La pregunta es si la salida pasa por escalar la guerra: que en román paladino significa recrudecerla (más) o extenderla a más países.