Hace ya muchos años una compañera de profesión, si lee estas líneas se acordará, me contó una anécdota que le impactó, y a mí también. Subiendo a su casa se encontró que para no pisar lo limpiado en las escaleras habían puesto páginas de periódico escritas por ella, un trabajo que le costó días, entrevistas con unas y otros, contrastes... Acabó por los suelos. Bueno, dirán algunas y algunos, así son las cosas; los filetes que un carnicero corta acaban en el estómago en un sí es no es, y las patatas que cultiva la agricultora, muchas veces mal pagadas en origen, multiplican por doscientos su valor en una tortilla de patata en la barra de un bar. Pues sí. Pero cada cual barre para su casa y yo, claro está, para la mía. Me indigna oír gente criticando informaciones que leen en el omnipresente Google, sin firmar, sin validar, sin nada de nada. Lo toman como verdad, y cuando no lo es critican a la profesión en general. En los periódicos como este que usted lee, verá firmas. Que sepan que detrás de esas firmas hay un trabajo serio y damos la cara. Nos podemos confundir, claro está. Pero no creo que nadie se atreva a encargar una prótesis de rodilla por Internet para ponérsela con su primo el chapista. Les pido un favor, busquen la información en fuentes profesionales. Pocas veces la mentira lleva firma.