Shane MacGowan, el líder de los Pogues, odiaba los funerales pero, será por aquello de llevarle la contraria, el sábado pasado le tributaron una despedida preciosa. De todas las imágenes que han trascendido de la ceremonia, sobresale por emotiva la interpretación que Glen Hansard y Lisa O’Neil hicieron de la célebre Fairytale Of New York, sin duda el más bonito de los himnos navideños. La revista Ruta 66 explica en un artículo cada detalle del homenaje, que estuvo presidido por una foto del cantante con una copa de vino y un pitillo, junto al féretro de mimbre, que fue paseado por las calles como si se tratara de un funeral de Estado. Como pasa con casi todo en estos tiempos, Victoria Mary Clarke, la mujer de MacGowan, ha tenido que desmentir que, tras el funeral, los asistentes acudieran a un pub en el que el cantante había dejado 10.000 euros para que se lo gastaran en cerveza. Dada la afición del finado al alcohol y las drogas, tampoco es que nos hubiera extrañado, pero no, la viuda asegura que el último brindis de su marido fue por la paz y el amor en el mundo. Seguramente, nadie (los británicos juegan en otra liga) entierra a sus muertos como lo hacen los irlandeses, que en pocos años han dicho adiós a Dolores O’Riordan, Sinéad O’Connor y Shane MacGowan.