Hoy hemos tenido merendola, que es esa palabreja que usabas de crío cuando en el cole te dejaban jugar a ser mayor picoteando algo (generalmente gusanitos, pajitas, patatas fritas y galletas colocadas sobre platos de plástico blanco y regado con Kas de naranja) cuando se celebraba algo digno de mención, que iba más allá del cumpleaños de alguien. Ya no estamos en el cole, pero hoy nos hemos arremolinado sobre la mesa de las grandes ocasiones con una buena tortilla, jamón del bueno, lomo del mejor y alguna bebida que no se vende en formato de dos litros para ahogar la pena de que nuestro compi Ander se nos va. La idea original era celebrar una comida, sentados alrededor de la mesa de un restaurante, que vamos teniendo una edad, pero al final por las fechas y la agenda informativa la cosa ha derivado en una fiesta en la redacción con algo de picar, un regalo y unos folios repletos de buenos deseos en un intento, seguramente en vano, de que dentro de unos años sepa atinar quién estaba detrás de cada firma. Ahora, eso sí, le va a tocar a él firmar las dedicatorias de su libro Los guardianes de la tierra, que presentará el 14 de julio en la Fnac de Donostia (19.00 horas). Nosotros nos quedamos sin guardián, pero con el deseo de que, aunque te esperen grandes cosas, no te alejes demasiado. Un abrazote, escritor.