Cada vez son más los puestos de trabajo que se desarrollan delante de un ordenador. Ocho, diez, doce o catorce horas sentados ante la pantalla, a veces sin salir siquiera de casa. El trabajo es predominantemente estático y estresante. 24 horas de conexión vía móvil con el que robamos minutos al descanso para contestar un email o un whatsapp. Nuestra manera de trabajar se ha vuelto incompatible con nuestro ser. Somos seres bípedos diseñados para la locomoción y, sin embargo, nos pasamos el día sentados, sin movernos, anclados ante el ordenador, la tablet o el móvil. Y al acabar, pasamos por la consulta de fisioterapia, mejor que terminar en urgencias por algo peor que una contractura. Francisco Rábano, sin embargo, le ha dado la vuelta a esta situación teletrabajando sin dejar de caminar. Ejecutivo de una tecnológica, decidió, tras una visita obligada al hospital por estrés, echarse la mochila al hombre, ordenador incluido, y ponerse a caminar para completar más de 5.500 kilómetros por la costa de la Península Ibérica. Ayer culminó su hazaña en Hondarribia, “un viaje increíble” que le ha cambiado la vida. Pero no hace falta dejarlo todo para comprobar que caminar es la mejor medicina para el cuerpo y el alma. Bien lo saben los peregrinos que van a Santiago, incluso tras culminar su primera etapa. La vida se reduce entonces a un horizonte y una simple mochila.