El viernes arranca la campaña electoral de las elecciones forales y municipales; en otros lugares como en Navarra, también las autonómicas. Es la primera secuencia de un ciclo que continuará a finales de año con las generales y culminará en el primer semestre de 2024 con las europeas y en Euskadi, con las parlamentarias que decidirán el Ejecutivo vasco. Decir que arranca la campaña es una verdad a medias. Es la fecha del pistoletazo de salida pero los partidos llevan semanas exhibiendo a sus candidatos en eso que antes se conocía como precampaña y que sólo se distingue de la campaña pura y dura porque todavía no se puede pedir el voto. En Gipuzkoa, son cinco los partidos con posibilidades reales de lograr asiento en las Juntas Generales. Sus cinco cabezas de lista debutan como aspirantes al cargo de diputado general y por primera vez son más mujeres que hombres. Y si las encuestas no fallan, por primera vez también será una mujer la próxima presidenta de la Diputación. Los sondeos marcan desde hace tiempo una tendencia que se consolida a medida que se acerca la fecha de ir a votar, y que dice que el PNV y EH Bildu están casi igualados en las preferencias de voto, con el resto a gran distancia. Todo lo demás sería una sorpresa, aunque conviene no olvidar que las encuestas sólo dicen lo que es probable que ocurra. La verdad está en la papeleta depositada en la urna. Y en tiempos en los que crecen los enemigos de la democracia, el primer dique de contención está en la participación.