El abuelo se solía enfadar cuando el mando de la televisión se quedaba sin pilas, que es quedarse sin el poder. Apretando botones a la nada, pero la realidad es tozuda y los mandos, que aún no generan energía para autoabastecerse, se suelen quedar sin pilas. Algo similar les ocurre a los liderazgos de designación digital: hay un momento en el que algo se rompe entre designado y designador. El mando se queda sin pilas. Sucedió entre José María Aznar y Mariano Rajoy, y ha ocurrido entre Pablo Iglesias y Yolanda Díaz. Pasa que a la parte designada le gusta sacar beneficio de la metáfora del mando. Díaz lo ha hecho. “¡Estamos cansadas de tutelas!”, ha evocado la líder una expresión que empleó el también gallego Manuel Fraga en 1990, cuando renunció a proponer a Isabel Tocino y designó a Aznar como líder del PP. Él empezó entregando su carta de dimisión sin fecha para cuando Fraga dispusiera. El expresidente de la Xunta la rompió delante de todos: “Ni tutelas ni tutías”. El mando voló por la ventana. Entre Iglesias y Díaz sólo falta saber en qué momento la relación se quedó sin pilas. Quizá cuando él la propuso como vicepresidenta y sucesora sin ella saberlo. Se enteró al ver el vídeo de renuncia de Iglesias. Él defendió en su libro Verdades a la cara que, de planteárselo antes, ella se hubiera negado. Ella le dijo: “Qué cabrón eres, qué cabrón”.