Desde hace tiempo, en la entrada de numerosos municipios de Iparralde hay un cartel en el que se señala cuántas casas de esa localidad son segundas residencias y qué porcentaje suponen sobre el total de domicilios. En el acceso a Ahetze, por ejemplo, se puede leer: Bigarren egoitzak 127. %12. Iparralde soporta una creciente turistificación que se ha acrecentado tras la pandemia, sobre todo en los municipios costeros. Se estima que hay cerca de 44.500 segundas residencias, cerca del 20% del mercado inmobiliario, y dos tercios de esas segundas residencias eran antes primeras residencias. No sólo se ha encarecido el acceso de los ciudadanos de Iparralde a una vivienda, y si son jóvenes aún más (eso nos suena por aquí), sino que se expulsa a quienes viven de alquiler. La plataforma Herrian Bizi ha convocado mañana en Baiona una manifestación para reclamar el derecho a una vivienda y contra la especulación inmobiliaria, en una jornada reivindicativa que se desarrollará en toda Europa. Fabrice Dupont, vecino de Biarritz, se ha convertido a su pesar en una de las banderas del movimiento. Vive desde hace 17 años de alquiler en un estudio de 20 metros cuadrados. Hoy vence su contrato. El minipiso se va a poner a la venta por 170.000 euros y en su edificio, del total de 29 viviendas, 22 son secundarias o de Airbnb. Poco más que añadir.