El rebautizo del escándalo conocido como Mediador por el de Tito Berni es un ejemplo de la capacidad de contaminar el ambiente que tienen los medios de la derecha y la extrema derecha. La segunda acepción le confiere al caso una imagen más cutre y sórdida, que es lo que se busca para poner al PSOE contra las cuerdas. Sin restar importancia a este episodio protagonizado por un diputado de provincias que contiene todos los ingredientes de la literatura de corrupción, lo verdaderamente grave de todo lo que se ha sabido esta semana han sido las informaciones relativas a la policía patriótica que apadrinó el PP en la época de Rajoy para actuar contra los enemigos, que no rivales, políticos con la colaboración de esos medios de comunicación que ahora han conseguido eclipsar el escándalo Kitchen con las andanzas del diputado socialista canario. A tres meses de las elecciones municipales y con las generales en el siguiente horizonte, las expectativas electorales se oscurecen para la alianza de izquierdas que gobierna Moncloa, que sigue sin cerrar el boquete del sólo sí es sí, mientras la inflación sigue amargando la vida de la gente. La posible llegada al poder de esa derecha unionista, vengativa, corrupta y aliada de los ultras es un panorama preocupante cuando desde Sánchez hasta el último de sus apoyos han sido declarados culpables de los peores pecados contra España. Esta semana hemos tenido nuevas pruebas de lo que son capaces de hacer.