Falta pedagogía y las redes sociales, motor de la polarización extrema, el ruido y la sinrazón, no son precisamente el mejor espacio para hacerla. Ahora algunos dicen, tras la fuga de Ferrovial a Países Bajos, que se vayan a tomar por saco y no vuelvan, que le siga el resto del IBEX y que no se les dé ni un contrato más en España. Los otros claman muerte a Sánchez , “culpable” de ahuyentar riqueza. Y es cierto que llevamos tiempo con un discurso de barra de bar, criminalizando las ganancias empresariales. Siempre pongo el mismo ejemplo: Iberdrola ganó 4.339 millones de euros en 2022, pero acumula una deuda de 45.000 y sigue invirtiendo millonadas. ¿Sería posible si ganase 1.200? ¿Cuánto es aceptable que gane y cuándo le meto mano? Son cosas complejas que, sencillamente, se nos escapan a muchos. Ya lo decía, cuando entrenaba al Real Madrid, el bueno de John Toshack, ídolo mío hasta el mismo momento en que la Real decidió traerlo por tercera vez: “El domingo me cargaría a todos los jugadores. El martes, solo a ocho. El jueves creo que los culpables son solo dos o tres. Y al final acaban jugando los mismos cabrones de siempre”. Y sí, que se vaya Ferrovial es malo. Y el discurso de la persecución y el mecagüentó, también. Y si me dan a elegir, me quedo con Sánchez, Iberdrola y Ferrovial, con sus cositas.