Es habitual encontrarse ante al dilema entre ser y parecer. Pese a que se es, el ser no siempre se presenta como es sino como apariencia, mostrando una imagen que en realidad no es. Esta semana hemos tenido algunos ejemplos de ello. Por ejemplo, el conflicto de las residencias de mayores, que creíamos irresoluble hasta que se aceptaran las condiciones reivindicadas por ELA, el sindicato hegemónico del sector, y que se ha resuelto con la adhesión mayoritaria de las trabajadoras al acuerdo alcanzado entre las patronales y UGT, el sindicato minoritario. Un segundo ejemplo que pronto despejará su incógnita es el de las primarias en el PSE para dilucidar quién aspirará a la Alcaldía de Donostia. Cuando Elorza decidió disputarle a Garmendia la candidatura, parecía que la partida estaba atada y bien atada por la ejecutiva. Hasta el exalcalde dudaba que pudiera lograr los avales. Garmendia es la favorita pero si los militantes deciden lo contrario es su voluntad frente a la apariencia orgánica. Y el último ejemplo lo tenemos en aguas del Báltico, con las explosiones en el gasoducto Nord Stream 1. La autoría tiene nombres y apellidos pero mientras se descubre, el aparente culpable es Rusia en Occidente y Occidente en Rusia.