tengo la sensación de que si no nos damos prisa esta vez sí que nos lo perdemos. Desde el sector económico nos advierten de que estamos ante el que se ha dado en llamar “el último verano”, porque con la inflación por las nubes y el euríbor pegando el estirón lo que viene en septiembre tiene mala pinta. Al mismo tiempo, la sombra del covid vuelve a alargarse, ya se ha multiplicado por ocho la venta de antígenos (pasando de 10.000 a 80.000 en Gipuzkoa en solo un mes), nos avisan de que los hospitales empiezan a tensionarse (pagando el pato otra vez nuestros mayores) y la mascarilla parece un parapente que va cayendo sobre nosotros hasta que acabe cubriéndonos otra vez la cara y habrá que ver si no vuelven también las temidas restricciones. Así que se impone un verano carpe diem, al estilo El club de los poetas muertos: “Vive intensamente cada instante, lo que no significa alocadamente; sino mimando cada situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro; y examinándote de la asignatura fundamental: el amor”. Así que habrá que intentar disfrutar de este verano a tope con el poco dinero que habíamos conseguido ahorrar pero sin caer en locuras absurdas, que hay que llegar sanotes a septiembre... porque lo que viene asusta. l