La alarma ya lleva un tiempo sonando: en las ciudades cada vez se ven menos gorriones. Para uno de los pájaros urbanos por antonomasia, tanto que casi son una mascota más, los núcleos humanos les resultan cada vez más inhabitables.

Los factores son variados y van desde la contaminación a la falta de lugares en los que refugiarse y anidar. Para agravar esta situación, el verano convierte en un horno las calles y si no encuentran zonas de sombra, especialmente jardines con árboles y arbustos, en las que esconderse de los rayos del sol, tanto gorriones como otras aves pueden morir.

Un simple botella de plástico puede servir como bebedero Freepik

A ello se une la falta de agua. De normal las lluvias no son especialmente abundantes, pero en las ciudades, las fuentes y los sistemas de riego ofrecen pequeños oasis en los que poder beber y refrescarse. Pero la sequía de este 2023 ha llevado a muchos ayuntamientos a clausurar fuentes y restringir, cuando no prohibir directamente, el riego de jardines. De esta forma, a los pajarillos que aprovechaban los charcos para beber y refrescares se le cierra el abastecimiento de agua.

Para evitar una hecatombe entre las aves en este recién estrenado verano, nosotros, los humanos urbanitas, podemos intentar echarles una mano dándoles de beber.

Para ello basta con llenar un plato de agua y dejarlo en un lugar tranquilo, como el balcón o el alfeizar de una ventana donde los gorriones puedan disfrutar bebiendo o dándose un baño.

Es y parece sencillo, pero hay que seguir algunas reglas para evitar problemas. La primera de ellas es que no debemos olvidar que además de gorriones también pueden acudir a saciar su sed aves de mayor porte como palomas, urracas o tordos. Su peso y movimentos bruscos pueden hacer que el recipiente se mueva o se vuelque. Para evitarlo se puede fijar a una base o poner en su interior alguna piedra que le dé peso y evite sustos.

Lo de poner dentro del plato algo como una piedra puede ayudar a que en caso de accidente, de caerse dentro puedan salir con facilidad. Esto es una media de seguridad adicional para evitar ahogamientos, pero lo más importante es que la profundidad del agua no supere los dos centímetros.

Para manitas

Para hacer un bebedero sencillo basta una botella de plástico, de agua o de refresco, al que se le corta longitudinalmente un lateral hasta la mitad. Con un soldador o un punzó hacer dos agujeros cada lado de la abertura para pasar una cuerda por ellos y poder colgarla quedando horizontal.

Desde la Sociedad Española de Ornitología, en colaboración con el Proyecto Libera, enseñan, para quienes son manitas y amantes del bricolaje, un bebedero con un buen depósito de agua que evita tener que rellenar todos los días. Basta con una botella de plástico, un plato del mismo material, un tornillo, una tuerca , un par de arandelas, una pistola de silicona, un soldador para el plástico y alambre.

Estos son los pasos

  • Empezar haciendo un agujero con un soldador en el centro del plato y otro en el centro del tapón de la botella.
  • Unir el plato y el tapón pasando un tornillo por los agujeros y sujetarlo con la tuerca. Para reforzar la unión, a cada lado se coloca una arandela.
  • Sellar ambos lados silicona aplicada con la pistola para que no se pierda agua.
  • En la boca de la botella se hacen cuatro agujeros con el soldador, dos justo encima del aro que cierra el tapón y otros dos a distinta altura en el cuello de la botella. Estos dos deben quedar por debajo del borde del plato para evitar que agua rebose.
  • Poner un aro de alambre alrededor de la base de la botella y enganchare otro trozo de alambre a modo de asa y que servirá para poder colgarlo.
  • Llenar la botella de agua y cerrarla con el plato-tapón. Solo queda colgarlo con el culo de la botella hacia arriba.

A la hora de escoger dónde colocarlo, hay que tener en cuenta que sea de fácil acceso para nosotros y difícil para los depredadores, en especial para los gatos.