No parece que haya sentado muy bien ni en el PP oficial ni en el oficioso el show de Aznar en el programa de Évole. Los primeros, los todavía residenciados en la calle Génova, señalan a su ex amado líder por la caja B. Los segundos, los de la pluma, le ponen a caldo de perejil. Lo hacen en prosa, pero también verso o así. "Actuaste de jamón en el banquete, / de clavo te ofreciste al martillazo, / hiciste de diana del balazo / y para el mono fuiste el cacahuete", se adorna en Libertad Digital el ripiador que firma como Fray Josepho.

Más cuitas del PP. Isabel San Sebastián lleva gastadas ni se sabe cuántas columnas de ABC para anunciar el inminente cataclismo de los blanditos populares liderados por el señor de másters al peso. En la de hoy, titulada "Ruido de sables en el PP", asegura que Casado puede ir poniendo sus barbas en remojo: "De las cuatro comunidades más importantes gobernadas por el centro-derecha, tres cuestionan ya seriamente el liderazgo de Pablo Casado, bajo cuya dirección los populares no consiguen levantar cabeza. Se dice que incluso hay quien se lo ha dicho a la cara, antes de lanzar una ofensiva abierta. Porque la situación se agrava cada día que pasa y amenaza no solo la posibilidad de armar una alternativa hoy por hoy inexistente, sino la supervivencia misma de la formación nacida en 1990".

A Cayetano González, que igual que Isabel San Sebastián, fue consejero áulico de Jaime Mayor Oreja, le preocupa otra cosa. "El PNV que echó a Rajoy se acerca a Casado", titula su pieza en Libertad Digital. Como ven, ficción desde el encabezado, pero él se lo guisa, se lo come, y llega a una peculiar conclusión: "Si la dirección nacional de los populares opta por profundizar en el entendimiento político con el PNV debe saber que el PP vasco estará muerto y no levantará cabeza en muchos años, porque el espacio social que, aunque pequeño, tienen todavía los populares en el País Vasco, no verá necesario ni útil seguir votándoles".

Ya estarán echando de menos a un fijo de esta colecta de céntimos diestros dialécticos. Pues sí, hoy también hemos recibido el óbolo del exministro Fernández, de nuevo royendo una de sus obsesiones favoritas. "La lucha de géneros", titula Don Jorge, y abre fuego sin miramientos: "La ideología marxista de género es la mutación de la tradicional lucha de clases a la actual lucha de sexos, convirtiendo al varón en el sustituto del capitalista opresor y explotador". Todo eso, como imaginan, para llegar a las movilizaciones del 8 de marzo: "Quieren repetir otro 8-M, después de que en el del año pasado se contagiaran tantas mujeres que copaban las cabeceras de las manifestaciones. En efecto, les iba la vida en ello, pero dicen que el machismo mata más que el coronavirus". Sigue sin hacérselo mirar.

También Jorge Bustos menciona el movimiento feminista en El Mundo, pero luego tira por otros derroteros: "Las feministas se conducen como misóginas. Los académicos arremeten contra la meritocracia hasta el punto de disculpar el plagio y el clientelismo si sirve para regar sus áridos bolsillos. Y no hay político que huela más a pueblo, con la pureza impura de lo popular, que Isabel Díaz Ayuso. Hay que repensarlo todo, porque la nueva izquierda es la vieja derecha y la nueva derecha es la vieja izquierda". Menuda macedonia€

La culpa es de los independentistas siempre

Claro que si quieren encontrar el culpable ideal, no busquen más. El editorialista de ABC ha dado con él atando cabos: "Torrent, Hasel, Iceta y los indultos, la corrupción del F. C. Barcelona, Junqueras libre, la kale borroka... El independentismo es el nexo de unión de tanta degradación ética en Cataluña". ¿A que no habían caído?

Y cerramos página con un aullido en la misma línea. Este lo firma en Vozpópuli el incombustible expresidente de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra: "Fue un error considerar antifascistas a los terroristas y fue un error considerar leales con una nueva concepción de España a los nacionalistas periféricos. Ni unos ni otros expresaron con valentía su condición. Los asesinos ocultaron su instinto criminal y los nacionalistas periféricos ocultaron su instinto independentista". Ya no esperen que cambie.