La conversación con Julen Garjón (Roncal, 1993) se interrumpe varias veces. Son días de mucho ajetreo en la estación de Larra-Belagua, que durante el puente de diciembre ha abierto al público la pista de La Contienda, dando así el pistoletazo de salida de la temporada de esquí. “Hay un espesor de nieve mínimo para los próximos días. Ya veremos. Tenemos muchas ganas de abrir, sobre todo nosotros”, explicaba el responsable del centro deportivo hace unos días. Mientras, todos aquí se pasan los días mirando al cielo y repasando las previsiones meteorológicas. La gente que acude a la estación se decanta por las raquetas de nieve, una forma sencilla y cómoda de internarse en la montaña en invierno. Los excursionistas adquieren el material básico (raquetas y bastones) y se lanzan por los espectaculares parajes del valle. Una opción barata, sencilla y que siempre deja un buen sabor de boca. La persona que los atiende es el propio Julen. El goteo de visitantes es continuo, también al bar y restaurante del edificio del Ferial donde “se come muy bien” y reciben clientes durante todo el año. Los platos de la carta son realmente asequibles (los postres no pasan de los 4 euros) y no falta el producto estrella del más oriental de los valles navarros, el prestigioso queso del Roncal.

“Las Olimpiadas son lo máximo y la experiencia de los Juegos de Pekín fue espectacular, todo era gigante”

Cuando a Julen Garjón se le pregunta por su trabajo, en seguida amplía la mirada al valle que vio nacer al tenor lírico Julián Gayarre. Es un verdadero fan del Roncal y de su entorno natural. “Siempre hemos tenido turismo, pero sigue siendo una zona muy poco explotada y virgen que destaca por su naturaleza y sus senderos”, cuenta. ¿Algunas recomendaciones? “La Mesa de los Tres Reyes, que es el pico más alto de Euskal Herria; por supuesto, el queso, parte de nuestra esencia y que tenemos que mantener; y animaría a todo el mundo a que hiciese actividades al aire libre”. Pone como ejemplo las rutas en bicicleta de montaña que están impulsando desde la estación con un servicio de alquiler exclusivo, y la oportunidad de descubrir nuevas perspectivas de un paisaje empinado que hechiza. Quince rutas señalizadas que atraviesan valles y montañas y que por su exigente trazado, avisa Julen, “no son aptas para todos los públicos”.

El esquiadorJulen Garjón en el interior de la estación de esquí de El Roncal. Cedida

En las pistas de Larra-Belagua aprendió a esquiar y más tarde se convirtió en un habitual de los campeonatos de Navarra y España de esquí de fondo. Obtuvo el grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en Vitoria-Gasteiz y durante un tiempo trabajó en un centro deportivo de Pamplona. “Estaba deseando que llegase el fin de semana para ir al Roncal”, donde en los meses de invierno impartía clases de esquí de fondo en el club local.

Experiencia olímpica

Antes de llevar las riendas de la estación navarra, formó parte del equipo técnico de la federación brasileña de esquí por una carambola. Uno de sus pupilos, Manex Salsamendi, tenía la doble nacionalidad y después de una serie de pruebas recaló en la selección del gigante sudamericano. Un momento, ¿esquiadores brasileños? “Técnicamente esquían muy bien. Obviamente no tienen los mismos recursos que en Europa, pero se defienden. Jamaica tampoco tiene hielo para el bobsleigh”, resuelve Julen. Durante dos años viajó por varios países europeos con el combinado brasileño como skiman, una labor en la sombra que terminó con el premio gordo de poder ir a los Juegos Olímpicos de Pekín. “Las Olimpiadas son lo máximo. La experiencia fue espectacular, todo era gigante”, afirma, para justo después volverse a disculpar y atender a otro excursionista que ha llegado a por unas raquetas.

¡A la nieve!

Familias y amigos. Desplazarse a Larra-Belagua es un plan cada vez más recurrente, sobre todo entre los aficionados al esquí de la CAV y Navarra. “Es una estación bastante familiar que, poco a poco, se está agrandando y con una marca cada vez más consolidada”.

Un poco de todo. Hay quien se deja caer para echar un bocado, otros se animan a caminar con raquetas, se ofrecen rutas de bicis eléctricas… También funciona en verano. “Tenemos actividades y proyectos para todo el año”, explica Julen.