l colectivo ecologista Eguzki y la plataforma ciudadana Urola Bizirik llevan mucho tiempo denunciando los vertidos ilegales que se producen con demasiada frecuencia a lo largo de todo el recorrido del río Urola. Prácticamente ningún tramo se salva de esas prácticas y basta con darse una vuelta por las márgenes del río (a su paso por Legazpi, Zumarraga, Azkoitia, Azpeitia o Zestoa) para comprobar que son muchos los puntos en los que se acumulan basuras y residuos de la más diversa índole: desde electrodomésticos o mobiliario del hogar hasta plásticos de todo tipo o uralitas.

Ante esa situación, los colectivos antes mencionados han solicitado en varias ocasiones a las instituciones competentes (ayuntamientos, mancomunidades y la Agencia Vasca del Agua) "que establezcan un plan de acción que contemple un control y un seguimiento que permita garantizar la calidad ambiental del Urola". También han llevado a cabo numerosas acciones para la retirada de basuras del cauce. Sin embargo, las administraciones públicas siguen sin dar una respuesta firme a la petición cursada. Y los residuos vertidos de manera incontrolada siguen apareciendo a lo largo y ancho de todo el río.

El último episodio relacionado con la triste realidad que vive el Urola fue denunciado hace apenas unos días por Eguzki. Esta vez, la agrupación constató la existencia de "residuos plásticos agrícolas" en diferentes puntos de la margen derecha del río; "en el tramo que va desde Azkoitia a la basílica de Loiola". Además de los citados plásticos, en esos mismos lugares hay "redes de hierro y alambre, sacos de tela blancos, una placa de uralita y algunos ladrillos".

Los integrantes del grupo ecologista están convencidos de que lo que está pasando con el Urola "no es ningún accidente". A su entender, "no es más que el grito de un río maltratado y contaminado que está reclamando medidas de protección y cuidados". Desde Eguzki avanzan que "en las próximas semanas denunciaremos ante la Fiscalía medioambiental el vertido de cientos de trozos de uralitas al río, en el término municipal de Zestoa". El colectivo es consciente de las escasas probabilidades de que su denuncia sirva para revertir la situación pero asegura que seguirá trabajando en su objetivo de que el valle del Urola pueda llegar a tener un día un río sano.

"Puede que a alguien le parezca exagerada nuestra aseveración, pero si bajamos al río y recorremos simplemente un kilómetro mirando detenidamente las dos márgenes comprobaremos que no exageramos tanto", señalan desde el colectivo.

A su entender, "es hora de poner freno a estos atropellos medioambientales que, si se producen, es porque sus autores saben que pueden hacerlo sin sufrir consecuencias". Por todo ello, insisten en pedir a las instituciones "que actúen de una vez por todas". Y es que, subrayan, "los plásticos y demás vertidos no solo causan daños al río Urola; buena parte de ellos acaban en el fondo marino de nuestras costas". Y en este, por desgracia, "la contaminación ya es una realidad".