33.171 Biztanle

Eskualdeko herri nagusia Azpeitia da, 15.220 biztanlerekin, eta

ondoren datoz Azkoitia (11.983), Zestoa (3.894), Aizarnazabal (769), Errezil (621), Bidania-Goiatz (560) eta Beizama (124).

l igual que al resto de las comarcas del territorio, la pandemia provocada por el covid-19 ha golpeado con dureza a Urola Erdia que, sin embargo, está sabiendo reinventarse para adaptarse a la delicada situación sanitaria existente y remontar el vuelo. Con el objetivo de conocer cómo han vivido el último año, cuál es su realidad actual y cómo afrontan el futuro, NOTICIAS DE GIPUZKOA ha contactado con representes de la Cultura, el Deporte, el Comercio y la Hostelería de la comarca.

En el ámbito deportivo, la presidenta del Club de montaña Lagun Onak de Azpeitia, Arantxa Larrañaga, reconoce que el estallido de la pandemia y el confinamiento decretado "trastocaron los planes" de la agrupación mendizale, que este año conmemora su 75º aniversario.

Aún así, Larrañaga asegura que en el seno de Lagun Onak Mendi Bazkuna "no hemos dejado de trabajar en ningún momento para amoldarnos a la nueva realidad". En este sentido, recuerda que "al decretarse el primer cierre perimetral empezamos a ofrecer por Internet rutas para que la gente conociera las diferentes opciones existentes para ir al monte dentro de los límites del municipio".

La buena aceptación que tuvo aquella iniciativa entre la ciudadanía animó al club de montaña a seguir buscando alternativas a su actividad habitual y "a medida que se han ido permitiendo hacer cosas hemos ido poniendo en marcha diferentes proyectos como el de las proyecciones audiovisuales, el de las salidas para recorrer los límites del pueblo en varias etapas o el promovido para que los escolares conozcan los txokos naturales y los montes que tenemos en Azpeitia".

Aunque reconoce que la pandemia "nos ha obligado a replantear el programa del 75º aniversario y proyectos como el de 75 urte/75 mendi no se van a poder llevar a cabo en los plazos previstos por las restricciones a la movilidad entre territorios", Larrañaga se muestra "muy contenta con el éxito de participación" que están teniendo las iniciativas "alternativas" que está impulsando el club de montaña: "No sé si será porque somos de los pocos que ofrecemos planes al aire libre, pero la gente tiene ganas de participar y eso nos anima a seguir trabajando con mucha ilusión", sentencia.

Otro de los sectores que está sabiendo adaptarse a la situación de crisis sanitaria es el de la Cultura. Uno de los mejores ejemplos está en Kulturaz kultur kooperatiba de Azpeitia, que este año conmemora el décimo aniversario de su constitución.

El gerente de la entidad, Xabier Aranbarri, reconoce que el último año "ha sido muy difícil y lleno de contradicciones", pero subraya que "lo hemos sacado adelante con mucho sacrificio del grupo de trabajo".

Según sus palabras, "con los continuos aplazamientos, suspensiones y reprogramaciones de actos aplazados ha habido que trabajar el doble para poder sacar adelante la mitad de actos que un año antes". Entre lo negativo que les ha deparado la pandemia Aranbarri destaca "la situación del personal de la cooperativa y la imposibilidad de mantener abierto el servicio de hostelería de Sanagustin, que es una de nuestras principales fuentes de financiación".

De todos modos, el responsable de Kulturaz también constata aspectos positivos como "el nuevo acuerdo rubricado con el Ayuntamiento que integra el proyecto de Dinamoa sormen gunea en la cooperativa" o la capacidad que han tenido para, "obligados por las circunstancias", encontrar fuentes de financiación alternativas "ofreciendo servicios de asesoramiento y audiovisuales para empresas y entidades".

En opinión de Xabier Aranbarri, "lo peor para el ámbito cultural es la incertidumbre de no saber qué pasará en los próximos meses". Aún así, es optimista de cara al futuro: "Tenemos un montón de proyectos entre manos y un gran capital humano por lo que, aunque sea poco a poco, estoy convencido de que la actividad cultural va a seguir avanzando en Azpeitia", concluye.

La técnica de la asociación de comerciantes Herrixen de Azkoitia, Sara Rodríguez, reconoce que el 2020 ha sido "un año muy difícil, caótico" para el comercio. Según cuenta, "aunque a algunos sectores les ha ido mejor que a otros, ha sido un año duro para todos los negocios que, en mayor o menor medida, han tenido pérdidas económicas".

Además, Rodríguez destaca que la situación de crisis sanitaria también ha influido en el ámbito personal de las y los profesionales del comercio: "De un día para otro han tenido que hacer frente a importantes cambios, al estar obligados a adoptar medidas y protocolos para poder seguir con su actividad. Asimilar y gestionar eso no es fácil para nadie".

Respecto a las ayudas habilitadas por las instituciones para el sector comercial, la técnica de Herrixen considera que "más que para aliviar la difícil situación" han servido "para que el sector se sienta respaldado, ya que en estos momentos tan duros es importante que los comerciantes sientan que las instituciones escuchan y se hacen eco de sus preocupaciones y problemas". En cualquier caso, Rodríguez cree que "además de las ayudas, en adelante las políticas públicas deben tener en cuenta la necesidad de cuidar al comercio local" que, a pesar de haber sido fuertemente golpeado por la pandemia, "sigue peleando para revertir esta situación".

En este sentido, desde Herrixen ven "fundamental" el salto al mundo digital de los negocios y la formación para los profesionales del sector: "Los comerciantes son conscientes de esa realidad y están trabajando para avanzar en la digitalización del sector", añade Rodríguez. De hecho, "cada vez son más los comercios que tienen presencia en webs y redes sociales y los que venden sus productos por Internet".

Sea como fuere, la técnica de Herrixen destaca que "aunque los comerciantes están dispuestos a dar pasos de manera valiente hacia la digitalización" el éxito de ese reto "pasa por la sensibilización de la ciudadanía". Según sus palabras, "si creemos en la economía circular y en el hecho de que hacemos pueblo entre todos, será más fácil que el comercio local pueda afrontar el futuro con garantías".

El responsable del bar Etxe-Zuri e integrante de la directiva de la Asociación de Hosteleros de la Parte Vieja de Azpeitia, Iñaki Areizaga, asegura que la pandemia ha puesto "patas arriba" un sector que lo está pasando "realmente mal" como consecuencia de las restricciones a su actividad decretadas por el covid-19. Areizaga asegura que los hosteleros de la villa del Urola "estamos haciendo todo lo posible por sobrevivir en un contexto lleno de incertidumbre por los continuos cambios que de un día para otro nos obligan a cerrar o nos permiten reabrir sin saber ni el género que tenemos que preparar o el personal que vamos a necesitar".

De hecho, dada la cambiante situación, el dueño del bar Etxe-Zuri reconoce que "para salir adelante no me ha quedado otra que meter muchísimas horas, ya que hemos tenido que suprimir uno de los dos turnos que teníamos y limitar la incorporación de camareros a unas horas puntuales los fines de semana".

Ante esa realidad, Areizaga no es muy optimista de cara al futuro "porque, aunque la situación mejore con la vacunación, no creo que volvamos a recuperar la libertad que había por la noche". Además, constata que "está habiendo un cambio de hábitos entre parte de la población, que por miedo o preocupación, está optando por disfrutar de su ocio en el monte o con otras actividades al aire libre en vez de juntarse en los bares como antes".

A su entender, "va a ser difícil recuperar los hábitos y la libertad de antes y eso implica que la hostelería no va a poder beneficiarse del ocio nocturno que había, principalmente, durante las cuatro fiestas importantes del año, que era donde estaban las ganancias de nuestros negocios".

Areizaga agradece las ayudas al sector habilitadas por el Ayuntamiento "porque aunque al principio nos puso pegas, hemos insistido y al final creemos que ha hecho todo lo que está en sus manos para ayudarnos".

Aún así, pide al Gobierno Vasco "que es la entidad que decreta los cierres" que incremente las ayudas para el sector "y que se replantee las restricciones de horarios en el interior de los establecimientos"; algo que, en su opinión, "podría tener algo de sentido los fines de semana pero ninguno el resto de días, en los que anda poca gente en los bares y no se van a producir aglomeraciones". Por ello, cree que "el cierre de los bares no es la solución".

Sea como fuere, el dueño del Etxe-Zuri reconoce que "al trabajar con la gente del pueblo, la hostelería de Azpeitia no va a sufrir tantos altibajos como en las localidades costeras"; un pequeño consuelo para unos profesionales que "a pesar de todo lo que nos están puteando, vamos a seguir peleando para salir adelante".