on la llegada del invierno y la bajada de las temperaturas de noche, el Ayuntamiento de Errenteria ha habilitado doce plazas más en el albergue municipal Belabaratz para acoger a todas las personas que viven en situación de calle.

El albergue tiene 29 plazas diferenciadas en cuatro áreas: una habitación de doce plazas con las personas del albergue Gaztelutxo, dos habitaciones de dos y tres plazas para mujeres y una última estancia de doce plazas reservada para cuando se active el protocolo del frío y así dar cabida a las personas que no tenían plaza en Gaztelutxo.

Según explicó la alcaldesa, Aizpea Otaegi, acompañada por el concejal de Servicios Sociales, Eñaut Gracia, en la visita a las instalaciones que tuvo lugar ayer, al frío invierno hay que añadirle este año la grave crisis sanitaria que está afectando de manera muy diversa a toda la ciudadanía. Las personas que viven en calle no están siendo ajenas a esta crisis.

El COVID-19 trajo consigo la reducción de las plazas en los centros de acogida para poder garantizar las distancias en las habitaciones y minimizar los posibles contagios. A su vez, se eliminaron las plazas rotatorias, que permitían estar a estas personas como máximo siete noches cada tres meses, para evitar que en esos espacios entre gente nueva cada semana. Con el fin de mantener el número de plazas, el Ayuntamiento de Errenteria optó por acondicionar el albergue municipal Belabaratz para este servicio.

No obstante, la pandemia también ha traído consigo un aspecto positivo y es que, con una menor movilidad de este colectivo, es más fácil poder llevar a cabo dinámicas que permitan su reinserción en la sociedad y abandonen la calle.

Por parte del personal técnico del Ayuntamiento y de Emaús que trabajan en Belabaratz, se cree que estar en un espacio tranquilo y que permite dinámicas formativas e intervenciones de más calidad ayudará a que se pueda hacer una labor mejor que la que se venía desarrollando en la calle.

"Es una ardua tarea. Son personas con recorridos vitales muy duros, consumos, problemas de salud física y mental, marcos cognitivos deteriorados y, en definitiva, con problemáticas distintas", remarcó la alcaldesa. "Los procesos con estas personas suelen tener altibajos y es parte del proceso que abandonen el proceso interventivo y hasta el propio recurso habitacional. Pero el Ayuntamiento cree que un espacio como Belabaratz abre otra vez una ventana de oportunidad", añadió. De hecho, la alcaldesa señaló que con las plazas que se han acondicionado se da respuesta a las necesidades detectadas en el municipio.

Otaegi recordó que si bien la exclusión social grave es competencia de la Diputación, el Ayuntamiento la está abordando porque afecta al día a día de la vida de un municipio. Sin embargo, se trata de una situación muy compleja, que requiere mucha intensidad y muchos recursos, y el Ayuntamiento considera que es necesario un trabajo interinstitucional en este ámbito. "Colaboración hay, pero es necesario que haya aún más", matizó.

El albergue de Belabaratz también se dedicó a albergar a personas en situación de calle en la fase de confinamiento de marzo y continuará funcionando, al menos, hasta el 31 de marzo de 2021. Entonces se valorarán el desarrollo de este recurso y la situación de la pandemia.