onostia vuelve a quedarse sin las fiestas de su patrón por orden del covid. El desencanto, el hastío y, en general, la tristeza se han redoblado este año entre los donostiarras, que esperaban confiados poder disfrutar de sus 24 horas más importantes.

El Antiguo, además, ve que se queda sin sus fiestas de barrio, una cita que empieza, por todo lo alto, con el poteo elegante (que pese a no incluirse en el programa de alguna forma si se celebró el viernes) y que incluye citas ineludibles, como la comida de cuadrillas.

No ha podido ser, y Antiguako Jai Batzordea anunció hace pocas jornadas que el programa en el que habían estado trabajando con ilusión no podría hacerse realidad porque las medidas y restricciones adoptadas a causa de la proliferación de contagios por covid son incompatibles "con el modelo de fiestas" de las que viene disfrutando el barrio desde hace décadas.

Y es que las txarangas, los conciertos, las actividades infantiles, los gigantes y cabezudos, los torneos deportivos y, sobre todo, el encuentro entre amigos son los ingredientes de estas fiestas que han vuelto a quedarse en nada. Solo se ha mantenido el certamen de bertsos Mikel Laboa y el campeonato de pala, ambas actividades fuera del programa festivo.

Iñaki Agirre y Leire Otamendi Albisu, de la comisión de fiestas, lamentan que por segundo año el barrio se quede sin sus festejos y, sobre todo la desilusión generada entre los establecimientos que han colaborado con sus aportaciones económicas que, subrayan, irán devolviendo en breve.

En la nota por la que anunció que las fiestas del barrio no se celebrarían, este incombustible equipo, (reconocen Agirre y Otamendi que el grupo de WhatsApp ronda la decena de integrantes) también quiso agradecer calurosamente a todos aquellos que habían contribuido con sus escritos a dar forma y contenido al folleto de fiestas.

Explica Agirre que desde que comenzaron a trabajar con el programa de este año sabían que la posibilidad de que no pudiera desarrollarse no era descartable, tal como ha sucedido.

"La otra opción era no hacer nada, no empezar ni con la organización, pero eso significaba asumir que seguro que no se celebraban las fiestas", añade. Por eso decidieron seguir adelante y "arriesgarse", pero no ha podido ser.

Otamendi recuerda que el pasado año, como ya tenían claro que no podrían celebrarse las fiestas, la comisión no se llegó a reunir. En ediciones anteriores los encuentros comenzaban en septiembre, aunque este año la maquinaria empezó a funcionar algo más tarde porque, apunta, "todos teníamos en mente la posibilidad de que no pudieran hacerse".

Pero se animaron y con reuniones semanales, quincenales o a través de los grupos de trabajo fueron diseñando el programa. "Ya teníamos adelantados los contactos y, en algunos casos, incluso apalabradas las colaboraciones", explica Agirre, aunque faltaba la confirmación final. "Los grupos esperaban la confirmación, porque eran conscientes de la situación. Ya al final empezamos a recoger emails para saber qué iba a pasar y no pudimos responderles hasta que hace un par de semanas nos reunimos con el Ayuntamiento y se tomó la decisión de suspender todo". "Aunque sabíamos que había riesgo de cancelación, sí teníamos la esperanza de que al menos los actos en la calle, al aire libre, pudieran hacerse. No ha sido posible", abunda Agirre.

"Teníamos mucho adelantado y para antes de Navidad estaba todo ya casi cerrado. Lo primero fue decidir las fechas de las fiestas, que iban a empezar el viernes 14 con el poteo elegante y el sábado siguiente estaba prevista la comida de cuadrilla. Para el resto de días ya se proponían conciertos, txarangas por las calles, etc.", informa Otamendi.

El Antiguo es un barrio que ha crecido y ha cambiado mucho. La oferta festiva, explica Agirre, se intenta que llegue al barrio en su conjunto aunque el grueso del programa se desarrolle en torno al frontón. "Lo cierto es que muchos comercios, llegando hasta Lorea, nos ayudan económicamente, el poteo elegante se extiende también por Benta Berri y la comida la hacemos en Ibaeta", rubrican estos dos jóvenes que aseguran que la comisión está abierta a aportaciones.

Además, también se trabaja para que haya propuestas para distintas edades. "Es cierto que los conciertos adquieren mucho protagonismo pero también hay mucha oferta para los más pequeños y concursos culinarios y otras propuestas, como la kantu jira, para los de más edad o las bertso saioak, que son para todos", destaca Agirre.

A la comida de cuadrillas, uno de los actos más populares, sigue acudiendo "alguna cuadrilla de veteranos, de los de siempre. ¡Y que sigan yendo!", aunque se ha ido dando un lógico relevo generacional que este año no se podrá constatar.

Después de lo que había costado cerrar el programa para 2022 el no poder llevarlo a la práctica sí ha supuesto "un punto de desmotivación cara al próximo año", según apunta Leire Otamendi.

"La palabra es frustración aunque nosotros, para lo bueno y para lo malo, no vivimos de esto. Para los comercios con los que tratamos ha sido mucho más duro y, pese a todo, han estado ahí. Si ellos tienen ganas de seguir ayudando, ¡cómo no lo vamos a hacer nosotros!", reflexiona Agirre.

Cara al futuro no consideran que exista "un relevo" claro para continuar con la tarea de la comisión de fiestas. "Hay jóvenes, sí, pero es difícil que se animen a entrar, porque muchos no conocen a nadie dentro." afirma Otamendi.

"Es un reflejo de la sociedad, que tiende al individualismo. Para mantener vivos los barrios y las fiestas populares hay que luchar, cuando la tendencia de la sociedad es la de deshacer la comunidad. Además, el que no se organicen fiestas en dos años no ayuda, porque los más jóvenes no las han disfrutado. Si nos las disfrutas no las aprecias, y si no las aprecias, no te involucras", destaca Agirre.

Otamendi en este punto se muestra más optimista: "Quizá el que no se hayan vivido dé ganas redobladas de que las fiestas se celebren el año próximo".

Que así sea y que se logre que en 2022 "las fiestas más potentes" del barrio de El Antiguo vuelvan a celebrarse. "La esperanza no se pierde. Ahora toca esperar que puedan celebrarse los Caldereros", concluye Otamendi.

"Teníamos la esperanza de poder hacer, al menos, los actos en la calle. No ha podido ser"

Comisión de fiestas

"La cancelación de este año sí ha provocado un punto de desmotivación de cara al año próximo"

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