-¿Qué diferencias ve respecto a la pandemia del sida, de la que es usted un experto, y la actual del COVID-19?

-Le he dado muchas vueltas a esta idea. Las dos están producidas por un virus, uno de transmisión sanguínea y sexual y el otro respiratoria. Y los dos se transmiten cuando el paciente está asintomático. Es distinto que una gripe normal. Cuando la coges y estás con fiebre es cuando contagias.

¿Tienen más similitudes?

-Ambas tienen también a los negacionistas. Lo de ahora me recuerda mucho a cuando se decía “el virus del sida no existe”. También se aseguraba que fue creado en un laboratorio promovido por Ronald Reagan en contra del colectivo gay. Los mismos disparates que oímos ahora se decían también entonces. Y me recuerda mucho. Preocupa especialmente que gente como Luc Montagnier, que descubrió el virus del sida y es Premio Nobel, diga que el coronavirus viene de la manipulación del virus del sida. Desde hace quince años esta persona inició una deriva diferente. Le llevó papaya al Papa para decirle que producía la juventud, que tomara todos los días y viviría muchos años. El que descubrió la técnica de la PCR para detectar el virus del sida también dijo que no existe el VIH.

Aquel virus obligó a investigar mucho.

-La epidemia de sida ha sido extraordinariamente valiosa para desarrollar una investigación durante cuatro décadas que nos ha permitido reaccionar rápido con la actual epidemia. Conceptos como la carga viral se desarrollaron para el sida. El conocimiento de los virus era muy limitado antes. Toda esa investigación ha favorecido que salga tan rápido la PCR para el coronavirus y probablemente salga pronto una vacuna, según los expertos, aunque muchas veces nos podemos equivocar.

Parece que el coronavirus ha estado empeñado en contradecir los vaticinios de los científicos.

-Yo pensaba en febrero que esto era una gripe, y no lo ha sido, y que sería estacional y desaparecería en verano, y tampoco ha sido así. No quiero ni pensar qué hubiera sido sin la PCR y sin conocer la carga viral y eso es gracias al VIH. Todos pensábamos que para el VIH la vacuna iba a salir enseguida. Recuerdo oír en 1985 a la ministra de Sanidad de Estados Unidos decir que estaría el siguiente verano. Y no la tenemos ni tampoco para cientos de enfermedades infecciosas. Pero sí hay un tratamiento estupendo que son los retrovirales. También esperaba que en el coronavirus primero se encontrase el tratamiento y la vacuna tardase más tiempo. Sin embargo, parece que va a ser al revés.