- ¿Cómo será el verano en Donostia? Parece que el objetivo, en general, es atraer a visitantes cercanos o, como mucho, estatales. ¿Cuál será la estrategia de Donostia Turismoa?

-Intentaremos reforzar el veraneo donostiarra, dirigirnos a los donostiarras y al público de proximidad, local, por las limitaciones de movilidad que tenemos todos. Queremos recordarles la oferta turística que tenemos, porque igual nunca se ha puesto las gafas de turista en su propia ciudad y este año nos va a tocar eso, porque no nos vamos a poder ir a muchos lados. De todas formas, bendita desgracia la que tenemos nosotros, porque somos un destino francamente apetecible, yo creo que en eso estamos de acuerdo todos. Nuestro objetivo es proponer a ese público local actividades que posiblemente no se habían planteado, como ir al Museo San Telmo, al que igual hace mucho que no van, o ir al Balenciaga, a Eureka, a Albaola, a Chillida Leku... Actividades acuáticas como el catamarán o hacer stand up paddle que organizan empresas locales... O, por qué no, les propondremos hacer una visita guiada: que me cuenten qué es esta ciudad. Se trata de cambiar el chip. O ir a esos restaurantes que no se nos había ocurrido ir, ¿por qué no darnos un capricho en la ciudad? Incluso, ¿por qué no alojarnos en un hotel? Mucha gente no ha podido celebrar su cumpleaños durante el confinamiento... Somos un destino con una oferta muy rica y variada y queremos presentárselo al público local.

¿Habrá entonces campañas específicas para los donostiarras?

-Sí, estamos trabajando en materializar todas estas ideas en campañas dirigidas por círculos, a donostiarras, a turistas de proximidad y, en función de cómo se vayan abriendo las posibilidades de movilidad, al turista estatal.

Hay establecimientos, como el Hotel Londres, que ya ha lanzado una oferta exclusivamente para donostiarras. ¿Se están dando algún tipo de consejos o propuestas a los establecimientos en ese sentido?

-Es algo muy particular de cada establecimiento, pero todos están pensando cómo abordar esta temporada de verano. Depende de los sectores, porque la hostelería ya tiene un rodaje, aunque sea pequeño, pero a la hotelería le costará más ponerse en marcha. Todos están pensando en este tipo de campañas o recordatorios. Consúmeme, ese es el mensaje. Hasta ahora ha ido todo muy despacio y ahora parece que todo se precipita, hace falta tiempo para articular esa vuelta que es necesaria en todos los sectores.

¿Tienen alguna previsión de los efectos que tendrá la crisis sanitaria este año en el sector?

-El efecto va a ser tremendo, muy fuerte, pero las estimaciones varían constantemente en función del cambio de escenario. Dos meses de parón son tremendos, en cualquier actividad. La recuperación irá por sectores en función de la desescalada y de los protocolos que se están aprobando en cada uno de los sectores, porque el turismo está compuesto por hostelería, comercio, ocio, transporte, alojamiento, infraestructuras, museos, transporte... Hay muchos subsectores y no todos saldrán al mismo tiempo. No me atrevo a dar una cifra por los cambios que se producen, lo que se dice hoy mañana no valdrá.

Hasta llegar la pandemia, el turismo crecía significativamente en Donostia año a año. ¿La pandemia será solo un parón puntual o afectará a la tendencia a largo plazo?

-En general va a cambiar la forma de consumir global, no solo en el turismo, va a cambiar todo en todos los sectores. Va a tener mucha importancia todo lo que tiene que ver con la sostenibilidad y el consumo responsable, y son dos ejes en los que ya estábamos trabajando, los marca el plan director 2017-2021. Incluso antes estábamos trabajando en eso, en esa sostenibilidad económica, medioambiental, social... Es la única manera.

¿Cómo cree que cambiará la forma de hacer turismo?

-Va a cambiar cómo consumimos, los medios de transporte... Mientras no se contenga el virus, todo va a cambiar y nos tendremos que ir adaptando siguiendo todos los protocolos.

¿Necesitará Donostia adecuar su oferta a la nueva situación?

-Lo importante es identificar los públicos objetivos y los mercados, y los que teníamos identificados siguen siendo completamente válidos. El turista que nos visita es alguien a quien le gusta la gastronomía, un perfil cosmopolita, premium, atraído por el tema de congresos... Eso sigue siendo válido, pero en este momento y corto plazo, la procedencia del mercado cambia, será más próximo, como mucho nos quedaremos en Europa.

Ha comentado que la sostenibilidad será esencial.

-Eso se estaba trabajando antes de la pandemia. Trabajamos un modelo turístico basado en la sostenibilidad en todas sus derivadas: el equilibrio es fundamental, entre los ciudadanos, los visitantes y las empresas; la calidad de vida de los donostiarras y del que viene a consumir; y la autenticidad, porque esa es la clave, por eso vienen a Donostia, porque es Donostia. Eso sigue siendo totalmente válido. Y la desconcentración también, intentar buscar espacios para ampliar la zona geográfica por la que se mueve quien nos visita ya era uno de los objetivos para dar a conocer Donostia, su área metropolitana y su entorno.

Entonces, ¿sigue vigente el plan director actual y las estrategias de Donostia Turismoa?

-Sigue vigente, totalmente, porque si esos cuatro ejes (sostenibilidad, equilibrio, calidad y autenticidad) antes ya tenían sentido, ahora lo tienen mucho más. Habrá que hacer ajustar los mercados... Pero las bases siguen siendo totalmente válidas. Más que nunca.

Antes de esta crisis, ya había voces críticas que cuestionaban la sostenibilidad del crecimiento turístico en Donostia y su rapidez. ¿Este parón puede venir ‘bien’, de alguna forma, para replantearse el futuro?

-Lo de la rapidez es relativo. El incremento del turismo en la ciudad es algo que lleva sucediendo en los últimos años en prácticamente todos los destinos urbanos, no estamos solos en el mundo. Nosotros mismos, la gran mayoría, como consumidores hacemos muchos años una escapadita a una ciudad, es una tendencia mundial en la que Donostia también ha entrado. El reto ha sido crecer fuera de temporada, cuando la ciudad tiene posibilidades de recibir un turismo más sosegado que valora la oferta de una ciudad sin perder su identidad. Este parón no nos viene bien a nadie, porque es tremendo, pero refuerza esa línea de trabajo en la que estábamos inmersos, de buscar sobre todo el equilibrio y tener en la mente lo primero a la ciudadanía y la convivencia.

Acaba de acceder hace pocos meses a la dirección de Donostia Turismoa y le toca afrontar las consecuencias de una pandemia sin precedentes. ¿Cómo se asume esta situación?

-Es algo que ni en el escenario de una novela surrealista nos hubiéramos imaginado nadie. Lo asumo con mucha energía y con un gran sentido de la responsabilidad, porque la situación lo requiere. Y, tal vez suene un poco extraño, pero también con mucha ilusión, porque estoy convencida de la capacidad de recuperación del destino: creo firmemente en el posicionamiento y el prestigio que ha conseguido la ciudad, sin olvidar a todo el sector privado y la parte pública, la fortaleza y la capacidad que tenemos todos los sectores de esa cadena tan transversal. Tenemos que sumar, con la convicción de que más pronto que tarde llegaremos a ver algo más de luz, sabiendo que va a ser una travesía dura, pero no por eso hay que dejar de ponerle empeño e ilusión.

¿Han estado trabajando desde el inicio de la pandemia?

-Sí, viendo los avances que hay, viendo cómo se mueve el mundo a nivel turístico, viendo tendencias, valorando en qué momento hay que salir con qué mensaje... Intentando trabajar con la incertidumbre, con más preguntas que respuestas: cuando tenemos dudas nos planteamos distintos escenarios.