Han pasado 60 años desde que abrió sus puertas, y el restaurante La Cueva de la Parte Vieja se despidió ayer, a lo grande, de Donostia. Acogió para los clientes habituales por estas fechas una cena de San Sebastián teñida de nostalgia que, precisamente por eso, disfrutaron probablemente más todos los que se acercaron a la esquina de la plaza de la Trinidad.

Los responsables del restaurante, Mari Amago (que creó el negocio con su marido, Joaquín Salvador, en 1960) y sus hijos deben dejar el local después de que los propietarios lo hayan vendido a un grupo hostelero. Así, La Cueva abrió ayer sus puertas por última vez, aunque en los próximos días tendrán todavía una despedida más para los clientes de siempre.

Cerca de La Cueva, muchos restaurantes y todas las sociedades acogieron también cenas especiales para saludar el gran día. La de los encargados de abrir las celebraciones de forma oficial también tuvo invitados especiales: Gaztelubide invitó a cenar a varias componentes de los equipos de fútbol y hockey de la Real (que recibirán hoy el Tambor de Oro) y a su presidente, Jokin Aperribay. También estuvieron a la mesa miembros de la Unión Artesana, a quienes entregaron su Barril de Oro con motivo de su 150º aniversario. El homenaje se prolongó después con la invitación a participar junto a ellos en la Izada. - N.G.