donostia. ¿En vísperas de San Sebastián arranca un nuevo Gobierno liderado por Pedro Sánchéz. ¿Qué espera de él en asuntos ya clásicos como el traslado de la cárcel y los cuarteles de Loiola y otros nuevos como que el Gobierno Civil pueda acoger una casa de cultura?

- Primero, espero tener interlocución. Con un gobierno en funciones hay temas imposibles de tratar. Entablaremos relación con cada responsable para buscar un acuerdo y el tema de la casa de cultura en el Gobierno Civil es uno de ellos. Que se pueda llegar a materializar no será fácil y si el Ejecutivo central accede, tendrá sus condiciones.

Usted ha abogado también por que la casa de cultura de Amara esté en el antiguo Gobierno Civil y no y no en el estadio de Anoeta.

- Sí, estaría mucho mejor y más centrada respecto al barrio. Es evidente. Y el entorno ganaría también.

¿Cree que se podrá avanzar en el traslado rápido de la cárcel a Eskusaitzeta?

- El guion está escrito. No es que no sepamos lo que tiene que pasar. Mi miedo era que la última decisión sobre la cárcel, si hubiera habido un cambio de color en el gobierno, pudiera cambiar por tercera vez. Hemos conocido tres proyectos diferentes y ahora intentaremos que el último se haga realidad lo antes posible. Los cuarteles de Loiola son un asunto distinto. Ya con el Partido Socialista tuvimos dos reuniones con el Ministerio de Defensa, en las que pusimos sobre la mesa los planteamientos de ambos. Luego ha habido una interrupción y mi intención es retomar los contactos.

El Ayuntamiento ya no tiene impedimento para aplicar la tasa turística y dijo que trabajaría para implantarla en 2021. ¿A dónde irían los cuatro millones de euros que se recaudarían?

- Es pronto para decir cifras. Lo tenemos que trabajar este año, de la mano de la Diputación de Gipuzkoa, que tiene mucho que decir en materia tributaria. Me tomo 2020 como año de trabajo y definición de qué, cuánto y cómo. La filosofía es que el coste que representa la promoción turística y cuidar el destino se pueda compensar con la tasa. Solo la aportación del Ayuntamiento a la Sociedad de Turismo es de tres millones de euros. A través de esta fórmula indirecta se podría lograr un beneficio de ciudad. Lo que ahora se dedica a la promoción turística es del común de los impuestos. Por ello, la tasa se puede dedicar también a la mejora de otras cosas, que también son necesarias a causa de la afluencia turística. Los gastos derivados de plantillas extraordinarias, de Guardia Municipal, de limpieza, etc... son mayores aquí que en las otras capitales vascas.

¿Han iniciado la tramitación para que no se puedan destinar edificios enteros a hoteles, pero hay otras propuestas de limitación de estos alojamientos?

- El debate está encima de la mesa, pero hay que ver cómo hacerlo. Vivimos en un sistema de mercado en el que los propietarios tienen derechos y una institución caprichosamente no puede limitarlos. Sí lanzamos un mensaje de precaución al que viene con un proyecto de estas características porque las licencias otorgadas en los últimos años son muchas. La ciudad ha crecido en número de plazas y ello tiene también un efecto sobre la rentabilidad de esos negocios. Pero, de cualquier modo, el que podamos incluso tomar más medidas está encima de la mesa.

El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ha anulado la Ordenanza de Pisos Turísticos. ¿Qué va a pasar ahora?

- Estamos trabajando en el recurso y ultimando los cambios en el Plan General para incluir las directrices de la ordenanza. Ya sabíamos que para blindar el sistema había que cambiar el Plan General, con el fin de que fuera en consonancia con las disposiciones de la ordenanza, y va hacerse en breve, este mes o en febrero. En todo caso antes de que la sentencia sea firme. Pero hay que ser conscientes de una realidad. Hay un debate de fondo, no solo en esta ciudad, sobre el uso de las viviendas como alojamientos turísticos. Tenemos que ver si deben existir límites en relación con una vivienda o no. La tesis de la Autoridad Estatal de la Competencia es que no y que tener un piso da derecho a lo que uno quiera. Estamos en contra de esa visión porque la vivienda no es un bien cualquiera: tiene un fin social. El debate está ahí y la última sentencia no entra en ese debate. La Autoridad de la Competencia recurrió contra nuestra ordenanza y otras similares y estamos a la espera de lo que diga el Tribunal Supremo al respecto. Me preocupa porque una barra libre podría tener consecuencias muy negativas. Este es un tema que habrá que abordar con el nuevo gobierno de España. La forma más eficaz para solventar las dudas sobre esta cuestión es el marco legal.

¿Está preparado como alcalde para el lío de tráfico que se va a organizar con el cierre al tráfico de San Martín?

- Si no estuviera preparado no estaría aquí. Evidentemente que es un reto pero hay hacerlo tarde o temprano. Todas las ciudades europeas están inmersas en la misma reflexión. Son las medidas que debemos adoptar para limitar el acceso de los vehículos privados a los centros de las ciudades. Por razones de sostenibilidad medioambiental, por salud pública y por bienestar general de la población. Madrid Central es eso y Donostia también lo tiene que poner sobre la mesa. ¿Coincide con unas grandes afecciones? Sí. Pero hay que afrontarlo.

¿Es necesario ampliar el Kursaal?

- Creo que sí. Ellos saben cuáles son sus fortalezas y debilidades. El entorno de la ciudad nos hace competitivos, pero tenemos puntos débiles como la accesibilidad para acoger congresos internacionales. No juega a nuestro favor aunque el Tren de Alta Velocidad nos ayudará a mejorar. El número de camas de hotel era antes otro punto débil, porque era insuficiente. Ha habido congresos en los que hemos tenido que mandar a la gente a Irun, Arrasate... Y eso ya está cambiando. Ahora esperamos que este punto negativo deje de serlo. Y hacen falta determinados espacios para más de mil asistentes. Además, estos congresos suelen acompañarse de ferias. Hace falta mejorar el Kursaal. Habrá que ver cómo. La forma más sencilla es, sin meterse en obras bajo el paseo que conseguirían un espacio oscuro y de mala calidad, contar con un espacio como el que existe (en alusión a la sala de Kutxa), que podría reubicarse, por ejemplo, en Tabakalera.

Miramon ha inaugurado recientemente otra empresa puntera. ¿Este polígono está siendo un imán para la actividad económica de Donostia?

- Sí. Cidetec, por ejemplo, es una empresa muy importante para los asuntos de acumulación de energía y la evolución de la empresa Viralgen, de terapia génica, está siendo espectacular. Comenzó con 50 trabajadores y ahora están unos 80. La puesta en funcionamiento de la nueva ampliación nos puede llevar a 200 o más. Ha habido movimiento de actividades tecnológicas y el sector bio está funcionado muy bien.

¿Eskusaitzeta también se mueve?

- Sí. Además del propio Zardoya Otis y del centro de electromovilidad, Mubil, hay otros planes. Estamos trabajando bien, con buenas perspectivas, de la mano de Sprilur.

¿Qué le parece cómo ha quedado Anoeta estéticamente?

- Por dentro es espectacular. El cambio ha sido radical, parece que estás en otro sitio e, incluso, ha tenido una afección muy clara en la afición, algo en lo que yo era escéptico. La proximidad con el campo de fútbol hace que se anime más y se nota muchísimo. Otra cosa son los resultados. Por dentro, desde el punto de vista de prestaciones, es muy bonito. Por fuera también está muy bien.

¿Qué va a pasar con el Bellas Artes? ¿Se va a llegar a algún acuerdo con la Sade para evitar su desaparición?

- La situación está en posiciones muy enrocadas. Veo a la propiedad en una situación muy enfrentada. Hemos intentado siempre tratar de buscar un término medio o un camino intermedio pero ahora mismo no les veo en esa disposición. Lamento que quieran ir por la vía judicial y siempre vamos a dejar una ventana abierta para llegar a un acuerdo pero en este momento no es nada fácil.

¿Qué sensación le produce el cierre de comercios tradicionales, que se produce de modo continuado en los últimos tiempos?

- El Ayuntamiento puede hacer algunas cosas pero no puede obligar a nadie a comprar lo que no quiere comprar. Me da pena que desaparezcan determinadas tiendas, pero no debemos olvidar que sucede por varios factores. Hay un cambio de hábitos de consumo, hay un problema de relevo generacional en el comercio (en eso el Ayuntamiento intenta ayudar), y los alquileres son muy elevados. Es un problema muy complicado de solucionar desde el Ayuntamiento. Las ayudas que hemos intentado poner en marcha a veces tienen un efecto perverso porque, en vez de ayudar al comerciante, benefician al propietario del local. Y ese no es nuestro objetivo. Además, como ciudadanos, decimos muchas veces qué pena que han cerrado esto y luego compramos en la gran superficie. A veces se dice una cosa pero se hace otra.

¿Cómo se podrá ver la escultura de Cristina Iglesias en invierno?

- Estamos trabajando tanto con el Aquarium como con la fundación Cristina Enea, que tiene un contenido de sostenibilidad medioambiental en su concepción, al igual que la escultura. No estamos previendo aumentar servicios en la isla, que es, tal cual, parte del encanto de la obra. Y si hay temporal en noviembre no se podrá ir y en el Aquarium habrá un espacio en el que se podrá conocer el contenido de la obra.

Pero si hace buen tiempo en noviembre, ¿se podrá ir o solo en verano, con el servicio de barcas?

- En eso estamos aún trabajando.

La ciudad aporta más dinero a Donostia Kultura que la sociedad de Vivienda. Recientemente, habló con el lehendakari de vivienda, entre otros aspectos. ¿Qué se puede hacer para mejorar?

- Con el lehendakari coincidimos. En vivienda se puede incidir de dos maneras. Una es generar una oferta de vivienda pública accesible, lo que requiere mucha inversión, no llega a todo el mundo y se basa en hacer más y más viviendas y ocupar más sitio. Pero tiene que haber otras medidas. Defiendo que la vivienda cumple una función social y tiene que haber unas reglas. El decreto de desarrollo de la Ley de Vivienda de Euskadi trata de evitar que existan pisos sin uso y por eso se implanta un canon. El Ayuntamiento, hasta ahora, tiene el recargo del IBI. Pero creemos que hay que articular alguna fórmula para que las viviendas salgan al mercado, hay que intervenir en él. Si no, nunca vamos a llegar por medio de la promoción pública a todas las necesidades.

Los cambios en normativas municipales para que se puedan dividir los pisos aún no han dado fruto.

- Estamos aún en la aprobación de una idea, que parte de que hay muchas viviendas de mucho metraje con un solo habitante. No se adapta a la realidad de la sociedad

También habló con el lehendakari de inmigración. ¿Qué se debe mejorar?

- Hay algo fundamental, que tampoco depende de los ayuntamientos ni del Gobierno Vasco. Y es el régimen de concesión de la residencia. Genera muchos círculos viciosos difíciles romper. Si a una persona le hace falta un contrato de trabajo para tener la residencia y la residencia para tener el contrato, ¿cómo sale de ahí? Hay que articular sistemas. Y genera muchos problemas también a los ayuntamientos. Sé que el Gobierno Vasco está trabajando en ello para ordenarlo de otra manera.

Hay quejas por la reducción del dinero para la segunda parte de la bulevarización de Añorga.

Se puso un coste similar a la primera parte que ya se hizo y fue muy cara. Hay que buscar criterios de racionalidad, porque el segundo tramo es menos urbano. Con una actuación distinta puede quedar igualmente bien.

¿Qué debería haber en la playa de vías de la plaza Easo?

Viviendas y otras cosas. Yo planteé la opción de ubicar ahí el Conservatorio, que está muy mal ahora. Lo comenté con la consejera Arantxa Tapia y me dijo que se estudiaría. El inconveniente es el plazo para hacerlo. La mejora del conservatorio tiene prisa y pensar en una nueva infraestructura ahí implica que toda la obra del Topo esté terminada, lo que nos coloca en el año 2023. Estoy abierto a otras alternativas más rápidas. De todos modos, hemos creado una mesa para analizarlo.