El Corpus Christi se sobrepuso al virus y Oñati celebró ayer su fiesta de forma diferente. En versión reducida, pero conservando sus tres ingredientes: tradición, religiosidad y folclore. Aunque la procesión no desfiló por las calles, y tampoco estuvieron presentes los apóstoles personificados y San Miguel, entre otros elementos característicos de la jornada, el Korpus Eguna mantuvo su esencia. La misa en la parroquia congregó a 400 personas que accedieron con pase, respetando las medidas de seguridad e higiene. Nueve dantzaris de Oñatz bailaron alrededor del altar, y redondearon el ritual con el banako, el Agur Jaunak al compás de la banda de txistularis Aita Madina, y el Zortziko de San Miguel.